sábado, 27 de diciembre de 2008

ELLA sabe a CAFÉ

Hay relaciones que terminan siendo tan fuertes porque surgen sin pensarlo, porque el amor es gratuito y no manipulado. Una coincidencia, un simple detalle o una costumbre, tan ordinaria como cualquier otra pero por ello, ahora es la mejor forma de recordarle, de tenerle cerca. UN CAFÉ

Era un momento disfrutable y nada más, un café como pretexto de horas de conversación, de compartir problemas, risas, solucionar el mundo y complicarlo a la vez; pero sólo eso, no se pretendía más, aunque poco a poco se iba haciendo necesario. De repente los mundos se separan nuevamente y lo que no era más que una costumbre se empieza a extrañar y se reconoce como necesidad. Entonces EL CAFÉ como fortuito formador de historias toma una representación muy distinta, fuerte, profunda y llenadora. SU olor, su sabor, todo lo que envuelve.

Lo que antes era una costumbre ahora habla por si sólo. Él, sin ser seguidor de aquella simple bebida, ahora guarda algo que no se comprende a simple vista, pero hace falta, ahora el café se hace presente en cualquier momento del día, cuando viaja, cuando está en casa solo, cuando hace falta esa “costumbre”, entonces lo sabe y no hace nada para luchar contra ello… ELLA SABE A CAFÉ, está ahí y es la forma de mantener aquella cercanía.

Ella siempre amó el café, pero no sabía que ELLA SABERÍA a café, ese aroma y sabor que era estimulante y significativo a su persona, ahora la envuelve, sabe que guarda muchas cosas más de las que ordinariamente disfrutaba al dar un sorbo a ese líquido de cálido sabor y aroma.
Se siente emocionada, se sabe importante y necesaria, no le queda más que compartir esa complicidad al dar un lento trago a su CAFÉ. Siempre asoció su sabor al sentimiento, pero nunca imaginó que ella podría representar para alguien tan suculento sabor. Ella sabe a café y sonríe en sus adentros.