sábado, 31 de diciembre de 2011

El Mejor

Sin planes y esperando nada, llegó todo. De la mejor manera; sin hacer cosa  a cambio, sólo aceptar que las cosas fueran. Sólo sabernos merecedores de que todo esto SEA.

Fuiste… no, ERES el mejor. Aún eres y no quiero que te vayas, aunque hoy la certeza de tu partida me pone nostálgica, puedo soltarte como todo aquello que ha concluido, que cumplió su cometido y superó las expectativas. Con dolor porque no quiero perder lo ya vivido, pero segura que sólo así algo nuevo llegará. Ya lo aprendimos, ya lo mostraste tú con tu grandeza.

Gracias, TEMO que mañana todo termine, pero hoy brindaré por lo que se vivió.

No te vayas…no te vayas sin dejarme contemplarte, sin mostrar nuevamente cada parte de ti, día a día, mes a mes…sonrisa con sonrisa, llanto con llanto… pero siempre ahí.  No quería creer que eras pasajero, que no soy tuya sino de lo nuevo, lo que venga y sea, pero que aún no puedo amar porque desconozco y no estoy SEGURA de querer vivir.

TE AMO a ti, con todo lo que eres, con todo lo que trajiste contigo y hoy simplemente se va. Otra vez a descubrir y otra vez a enamorar, así es siempre, nunca he conocido un final.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Ve nada más…

No hay mucho que decir cuando todo llena de asombro, cuando no fue planeado y simplemente te descubres a distancia, tras el tiempo, en un lugar privilegiado, sin prisas, sin miedos, sin nada y con todo lo que pueda hacer falta.

El asombro compartido, la respiración contenida y un pensamiento lleno de emociones sin respuesta, de sentimientos que no quieres contener pero que sabes no es mérito propio, están allí y son perfectos. Dones de la vida o del cielo, de todo, dones que se reciben cuando quieres darlos, cuando olvidas la razón y sin darte cuenta el corazón dicta sus letras y escribe los guiones…tu simplemente das vuelta a las horas y esperas con ansias el resto de la historia, quieres un amplio cuaderno, buscas espacios para seguir escribiendo. Amo tu visión con miras a futuro y al mismo tiempo tu sorpresa por lo que  vamos descubriendo.

Ve nada más a dónde hemos llegado, ve nada más lo que siento, ve nada más lo que falta, lo que ha sido y está siendo.
Ve nada más… tu respiración contenida y sin respuestas.

domingo, 23 de octubre de 2011

A Bécquer...

Sr. Gustavo Adolfo, cuanta razón tenía, como amé sus perfectos versos y cómo busco hoy los no rimados. Ud supo enunciar que la verdad no era almacenada y entonces bastó el silencio.

Después alguien dijo que sólo se escribe lo que ya puede ser olvidado y hoy, hoy yo no escribo más versos, será que mi vida es presente con ánimos de futuro o que simplemente la “prosa mala” no puede ser compartida.

Siempre esperé mis fallidos textos, aquellos que no lograran plasmar lo sentido, pero siempre había algo que inundaba mi alma y me daba por bien servida, que me hacía saber que eso era lo que buscaba. Odiaba esa situación, no quería más buenos versos, que aunque la RAE encontrara errores, para mi eran perfectos y eso no buscaba mi alma.

Amo estos últimos textos, estos donde me siento a plasmar lo que he sentido y no dicen nada, estos que son tan vacíos y que segura estoy que Bécquer entendería el por qué y enmarcaría sin pensarlo.

 De esos momentos insignificantes que dieron sinsentido a esto que escribo, no intentaré más por escribirlos, aún están vivos y la vida no puede ser minimizada a palabras.

De encuentros casuales,  celos indiscretos, lágrimas incontenibles o la fuerza reprimida, dejaremos a otros que lo escriban, que narren lo no sentido y vivan de poesía.

Esta es mi mejor renuncia, la que yo no había pedido y hoy tanto disfruto.

Adios y bienvenido.

sábado, 24 de septiembre de 2011

...del desatino en las palabras

Mientras muchos elogian mis palabras, yo, insatisfecha y consciente de lo que esto significa, sonrío con un sentimiento extraño que trunca mi felicidad. Sé que no era el objetivo, que no busqué nunca un premio de literatura ni el reconocimiento de mis escritos. Que el resultado esperado es todo lo contrario, que sólo espío mi corazón de vez en cuando para saber qué siente o “si siente”.

Revisando el blog, descubro distintas etapas; la expresión de una idea, la búsqueda de respuestas, la narración de un momento, el deseo de sentimientos, el dolor y nada más… no hay más testimonios por escrito, el amor no se escribe. No por lo menos en su momento, se escribe el desamor y muchas veces con mayor fuerza, pero ya no es, sólo por eso se escribe.
Por eso hoy celebro el desatino de mis palabras, no ha habido nada bueno en lo últimamente escriño, no dicen nada, conozco el fondo y lo que quisiera plasmar, pero nada queda, todos son intentos vanos. Esto me da esperanza, me da señales y me cuestiona. Mi impaciencia de escribir lo indescriptible me provoca una sonrisa, como quien entiende todo y se burla de sí misma.
La palabra desatinada es y será para mí el mayor logro, aunque no lo lean, aunque no transmita nada y se quede ahí, en el olvido, como la vergüenza literaria de un triunfo compartido. Sólo eso.
Hoy quisiera leer las obras no publicadas, las menos vendidas, las que nunca dijeron nada, tal vez esas hoy me digan más y tomen sentido en el sin sentido del desatino.
No diré más.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sin unicornio, sin título…

No puedo escribir lo que quisiera, pero de poder hacerlo sería muy bueno. Sería profundo, sería tranquilo y estaría en calma. Tú calma, la misma que llenaría de impaciencia al lector, pero lo mantendría atento.
Podría leerse una sonrisa franca y segura de quien sabe  está concediendo un premio. Tendría implícita la casualidad provocada con un aire de dominio.
Si yo pudiera escribir esto, sería… inspirador. Aunque quien lo leyera lo tacharía de ilusorio, de guión para una de tantas comedias o canciones románticas, esas dónde al cruzar la calle ellos se encuentran e inicia la historia…
Pero no, no hay forma, no están presenten las congruencias gramaticales cuando lo casual e inesperado se impone a la planeación de un mundo de normas. Por eso hoy no escribo, las clases literarias no dictan casualidades, sólo hablan de normas, de reglas, de acentos, puntos y comas… hablan de todo, pero nunca hablarían de tí.

sábado, 20 de agosto de 2011

Ofrezco disculpas...

Maldita sea esta bendita distracción. No se puede escribir cuando se siente, ya has venido a complicar mi blog.
Pido disculpas a mis seguidores y paciencia me conceda Dios. No puedo materializar con dos o tres palabras lo que aún no resuelvo en mi interior.

Escribí primero
“Por qué ahora, por qué de esta manera, no lo sé, no tengo ninguna respuesta, sólo te has vuelto la razón de mi distracción, el motivo de mi sonrisa y mi “no importa” mi querer volver a querer, mi desear arriesgar y enfrentar el miedo que me aterra. El motivo para enfrentar a aquellos que sé que se opondrán y el gusto compartido con aquellos que sé, nos sonreirán…”
Luego otra idea, nuevos recuerdos y escribí

“Hoy que duermo pensando en ti, que despierto y me pregunto cómo estarás, que quiero llamarte y me detengo por no tener derecho. Hoy que quiero saber de ti, me cuestiono por qué, si al fin de cuentas mi vida no precisa de nadie y mucho menos se detiene a preocuparse por un casi extraño que nunca ha requerido de mi….”
Y así, seguí comenzando y borrando, nada me gustó, nada concluí y aquí estoy, peleándome con las letras, sacando mi violencia por no saber de ti.
Que irónico que otra vez mis letras se distraen, mi vida se armoniza y mi miedo duda en detenerme… Otra vez, quién iba a pensar que ellos tan formales, se dedicarían a  ese tan informal que es el amor…algo así rezaba Benedetti, hoy no me pidan memoria, que la sangre está en el corazón.
Disculpas a mis lectores, piedad un poco por detenerme a sentir.

¡Llorar de nuevo, después de tanto creer que ya no había más lágrimas, después de tanto no querer sentir! ¿Por qué contigo?¿por qué frente a ti?
P.d. Alguna vez leí que sólo se escribe lo que se está dispuesto a olvidar, tal vez por eso no logro escribir. O mejor dicho, NO QUIERO, te quiero a ti.

domingo, 31 de julio de 2011

De los campos de trigo…

Esos campos de trigo, los que inundan el alma, los que siempre tienen algo que contar, esos que pese a la propia voluntad, arrebatan una sonrisa cómplice que refresca el corazón, porque en sus tonos dorados ( que para todos no dicen nada) aquel zorro domesticado no puede ver más que  un pequeño príncipe de cabellos color de espiga .

Creo que el corazón va perdiendo su ceguera con el tiempo, que los años siempre aportan y sólo restan lo que sobra, lo que ya no es, lo que está sin vida. 

Hoy después de tanto recorrer la misma ruta, vi por fin mis campos de trigo…

Ante el impulso de la prisa, llegó el instinto de protestar por mi velocidad truncada, por tener que parar un momento. Algo me detuvo, algo detonó en mi rostro un sonrisa… 

un tren es la oportunidad del tiempo, el privilegio de estar ahí, de vivir un momento en paz, para mi, con vida. 

Sólo eso, sólo removió un recuerdo.

Después seguí mi camino y otro tren me detuvo, ahí mi sonrisa se tornó carcajada y tu nombre se hizo presente. Me recordaba un momento, no eran simples vagones obstaculizando el camino… me hicieron reír y pensé en los campos de trigo, en aquellos que guardan a un principito. Me sentí feliz, y es que siempre se consuela uno, descubrí mi campo de trigo, ese que te conserva y te recuerda, ese que sin saberlo o sin quererlo te llama a mi memoria. 

Entre suspiro y voz alta pronuncié “nos tocó el tren” y me sentí doblemente bendecida y doblemente afortunada, así disfruté el momento, sabiendo que la vida es eso “momentos”. Momentos de espera, momentos con paz, momentos contigo y sin ti, pero en los que de alguna forma aún estás.

Me siento afortunada y agradecida por aquel tren que por una coincidencia pasó y tatuó un recuerdo. Hoy cada tren y cada vía que cruzo trae a mí un pensamiento. “Nos tocó el tren” “Nos tocó el tren”

Hoy no estás presente, pero te conserva y es imposible para mi decir “me tocó el tren”. Tal vez mi orgullo quisiera decir “me tocó el tren” y verlo pasar y enojarme y protestar por el tiempo perdido, como lo hacen todos los que el mismo tren obstaculizó su camino, pero es imposible; te conserva, habla de ti en cada vagón y en cada segundo en que los demás pierden su tiempo.

“Nos tocó el tren” una misma ruta con dos bellos recuerdos.  Nos tocará el tren en distintos modos, en distintas partes, pero habrá un recuerdo. Que nos toque el tren en cada vía a donde nos lleve el tiempo. 
Aunque no habitemos, la expresión será plural y el recuerdo compartido.

Los trenes me recuerdan algo, ya no me ponen triste. Me emocionan, me hacen sonreír por que hiciste para mi, algo tan común que para muchos es en contra, un bello momento. Que no terminen los trenes, que no acorten las vías, que se crucen por los caminos y en los recuerdos.

“Que nos toque el tren”


Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste ! Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado ! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...
El zorro se calló y miró largamente al principito:
- Por favor... domestícame ! – dijo.(Antoine De Saint, El Principito)

viernes, 15 de julio de 2011

Cáncer en el corazón

De aquella cardioesclerosis han habido algunas recaídas, su tratamiento oportuno salvó mi vida, pero no pudo impedir el nuevo diagnóstico.

Cuando el universo conspira y se nace con esta tendencia, todas las células son inundadas. Se van fortaleciendo con el tiempo, hasta que el diagnóstico es infalible. Después de tantos tratamientos sin acertar cuál era la real enfermedad y de analizar cada célula de mi ser; mi inseparable doctor me dijo:

_Te tengo noticias, buenas o malas, según como quieras verlas.

Estos años de estar monitoreando tu salud y cada uno de los análisis realizados, hoy nos han permitido tener claro tu padecimiento. Como habíamos platicado, efectivamente es por cuestiones congénitas. Desde tu nacimiento ya estabas programada para enfrentar esta situación tarde que temprano.  De hecho, por todo el historial clínico, realmente tus síntomas se manifestaron muy pronto, desde aquellos primero malestares de tus siete años, sólo que en ese entonces, los consideramos sin importancia porque era la primera vez y no sabíamos que se repetirían con tanta frecuencia, ni que serían tan similares entre uno y otro.

No quiero asustarte, te noto atónita, me recuerdas aquella cardioesclerosis, nuevamente te has quedado sin palabras.

_No doctor, estoy bien, usted mejor que nadie sabe que los hospitales y nuevos diagnósticos ya son parte de mi cotidiana vida, más bien estoy… expectante. Quiero dejarlo terminar para saber de una vez por todas, las novedades que guarda para mí la vida.

_Muy bien, me alegro que así sea.

Pues bien, la primer manifestación fue a los 7 años, el tiempo y tu juventud hicieron que pasara sin mayor problema, después tuvimos aquella extraña recaída de los 18, caso muy normal por tratarse de un cambio físico y mental que provoca que tus células se desconcertaran un poco, tus cuatro meses de atención fortalecieron tus defensas, fue una lástima que le abandonaras sin mayor razón, pero entiendo que fue una decisión sin mayores fundamentos, propia de tu inexperiencia, creyendo escapar del dolor y los riesgos.

Reconozco que aquí debimos habernos alertado, había elementos para reconocer los síntomas, pero un poco de tu terquedad y mi respeto a tus decisiones; impidió que realizáramos el estudio hasta sus últimos resultados.

_El doctor dio vuelta al expediente y siguió leyendo, en algunas cosas sonreía y movía la cabeza, aunque no daba mayor importancia, después, se detuvo.

_ A ver… aquí hay otra señal ignorada: 2006, a tus 21 una recaída que parece haber sido la más agresiva, esto se da sólo cuando tu o tus células,  se empeña en provocar un tanto a este padecimiento. Nuevamente fue en situación de cambios, al parecer tu padecimiento se acentúa en momentos de crisis, esto tendrás que tenerlo muy en cuenta si no quieres ser vulnerable.

Reconozco que tus células son frágiles a las recaídas, pero fuertes ante el carcoma.

Esta, aunque parecía la recaída más peligrosa, fue superada con inusitada rapidez.

_Levantó la cara y mostró una amplia sonrisa entre admiración y orgullo, como si se embelesara por el coraje de mis células.  Después volvió los ojos a la tabla que sostenía aquel largo historial de 26 años de vida.

_continúo consultando esa tablilla que parecía resguardar mi historia de vida.

_Mmm… aquí fue, aquí tus células te traicionaron o simplemente se dejaron seducir por su naturaleza y el destino que se había escrito en su ADN, ¡2007!

_Se frotó la barbilla como intentando sacar mayores conclusiones, para luego continuar hablando para sí mismo

_ Crisis, estrés, cambios, contradicciones, cortisol y dopamina... un tanto extraño para cualquiera, no tanto siendo tu.

_ Levantó la mirada y con voz enérgica se dirigió a mi

_Pues claro, esto para mi debió haber sido tan obvio que no sé si disculparme por mi negligencia o culparte por distraerme tan bien para salirte con tu decisión de recaer como vicio, como si en esto encontraras algún tipo de placer. ¡No lo sé!

_ Yo lo miraba absorta, finalmente estaba frente al monólogo de mi doctor, así era como él se respondía sus diagnósticos.

_Ante mi hermetismo, continuó

_Aquí, tu manipuladora forma de convivir con tus células dio rienda suelta y mandó de vacaciones al sistema inmunológico. Favoreciste las condiciones, disimulaste los síntomas hasta estar segura de estarlo padeciendo. Confabulaste con tu código genético y cumplieron su cometido. Y lo peor de todo es que tu estado mejoró. ¡Insólito!

Pues bien, afortunadamente, tu congénita tendencia es a padecerlo pero benignamente, por eso es que advertí que podrían ser buenas o malas noticias, según tu parecer.

Entraré en materia para que nos vayamos entendiendo:

La transformación maligna de las células normales consiste en la adquisición progresiva de una serie de cambios genéticos específicos que actúan desobedeciendo los fuertes mecanismos antitumorales que existen en todas las células normales. _ Aquí sonrió otra vez, tal vez con su última palabra encontró respuesta el mismo, movió la cabeza y dijo:

_Claro, esto sólo ocurriría en las células NORMALES

_ Recalcó su frase como si ahí habitara el misterio.

Enfin _continuó mi doctor_ Estos mecanismos incluyen:
* La regulación de la transducción de señales.
* La diferenciación celular.

Aspectos que me queda claro, ni tus células ni tú, están interesadas en acatar. “La transducción de señales”, vuelvo a los mismo,  ni tus células ni tú por lo visto están interesadas en aportan un tantito para que así sea y la "diferenciación celular" lejos de ayudar a separar y evitar los males, ¡parece que les atrae misteriosamente!

_Dejó el expediente en el escritorio, cruzó los brazos, se reclinó un poco sobre su silla y me dijo:

_No sé si sepas mas o menos de qué te hablo, pero te lo diré claramente. Estos trastornos celulares son conocidos como “cáncer”.

_No sé si hubo una pausa o yo sentí que el mundo se había detenido, después de un rato comencé a escuchar alguna voz a lo lejos y poco a poco volví a estar en ese consultorio. Sentada, frente a mi doctor y con actitud despreocupada; aunque ya para este momento, era más forzada para intentar guardar las apariencias, en verdad necesitaba escuchar más, así que pedí al doctor que se explicara mejor.

_Si, lo tuyo es cáncer. Como sabrás, hay apariciones benignas y malignas, he de reconocer en que tus constantes cuadros, sólo el más fugaz pintaba para volverse agresivo, pero tu sabia naturaleza supo responder en su contra.

Continuaré explicando un poco más de la enfermedad, si me permites.

El cáncer, se clasifica según el tejido a partir del cual las células cancerosas se originan. En tu caso lo positivo fue que se originó en el corazón. El corazón no multiplica sus células, finalmente sólo bombea y mal aconseja a quien se deja _ lo dijo con un poco de ironía para conmigo y con una sonrisa medio dibujada, continuò.

Tu cáncer está ahí, enraizado por alguna razón, en tu corazón, pero es benigno y no hay riesgo de que haga daño, porque tus células se limitarán a cumplir su función de alimentar tu vida.
No es conveniente intentar arrancarlo, sería peligroso y se podría hacer daño al corazón, sólo nos servirá para entender algunas reacciones en tu cuerpo, ciertas atracciones aparentemente sin razón hacia este padecimiento y nada más.

De aquí se explica tu intento de recaída en 2009, pero ahí la prueba de tu afán por disfrutar del peligro. Tienes un nivel de placer un tanto extremo, ¿no crees?

_Sonreí y de alguna manera venían a mi muchas respuestas que preocupaban mi vida. Mientras mi inconsciente se tranquilizaba, voces en mi cabeza repetían como intentando alarmarme “Cancer en el corazón” pero lo cierto era que ante un diagnóstico, por tanto tiempo buscado, me sentía liberada. Como si todo fuera a ir bien, como aceptando esta naturaleza de mi ser y haciendo las paces con mis células rebeldes, aunque siempre fieles a su ama. 

Por fin hablé:

_Después de todo no es tan malo ¿no doctor?. Tenemos una razón a mis males y con esto, las respuestas para enfrentar lo que venga, que de acuerdo a mi historial, que tan puntualmente fue recordando, me atrevería a asegurar que se seguirá repitiendo. 

_Aquí me interrumpió el doctor

_Mmmm no, además de todo lo benigno de tu padecimiento, está en que por haber detonado hace 4 años, lo más probable es que en este tiempo tu cuerpo ha creado las defensas y ha ido debilitando a estas células rebeldes, por lo que de acuerdo a las investigaciones, tu vulnerabilidad al cáncer, terminará a más tardar en un año.

Son sólo 5 años los que monitoreamos a los pacientes y esto sólo para garantizar que no recaigan, puesto que tu salud parece hoy estar tan bien, ya puedes ir despidiendo tu cáncer. Aunque bueno, conociéndote, te empeñarás en retenerle, eres necia como tus células.

De cualquier manera, este cáncer en el corazón, es el que te ha hecho seguir viviendo. De aquella falsa cardioesclerosis, lo mejor fue que te sometiste al tratamiento y hoy sabemos que tu corazón no sufría por dureza, sino por su obstinado empeño en seguir creciendo.

No lo quitaremos, no se irá, pero tu seguirás viviendo. ¡Cáncer en tu corazón! Es extraño, pero cuando sucede, es conveniente conocerlo. Mira, al final jugó con todos, se disfrazó de mil formas y no era más que un corazón ensanchado.

Deja que tus células decidan si eliminan o conservan a su fiel compañero. ¿no?

_asentí con la cabeza, le di la mano al ponerme de pié y respondí

_El Tiempo… que defina el tiempo.


Notas del autor:

Ningún médico puede estar completamente seguro de que el paciente que atiende se vaya a curar. Las posibilidades de una persona dependen primordialmente, de lo temprano que se haya descubierto la enfermedad, pero también del tipo de cáncer, pues algunos son más agresivos que otros. Otro factor que interviene es la condición física del paciente; es muy importante que su forma física sea buena, y la disposición hacia su enfermedad, ya que debe afrontarla y ayudar con su estado de ánimo a curarla.

Antecedentes:


domingo, 12 de junio de 2011

De andar los caminos

Me costó decidirme a salir en sábado, aunque sabía que el encuentro con la comunidad me haría mejor que mi cotidiana soledad, no era fácil decidirme a ir a un centro comercial que poco suelen alegrar mi vida. El objetivo sería mexicanto, música que estaba segura sensibilizaría mi tarde. La lluvia comenzó  y opté por no salir, la lluvia se quitó y supe que la tarde sería fresca y el ambiente propicio para sentir. La decisión fue ir, tomé las llaves y me fui...

Busqué el escenario por toda la plaza y no lo encontraba, después de andar por todos los rincones vi el sitio al fondo, pasé por mi café que daría el toque perfecto a la tarde de lluvia y me dirigí a sentarme para esperar el concierto. La lluvia retrasó todo, una hora después de lo anunciado iniciaron los acordes de guitarras que removían mis emociones, las voces y las letras me iban recordando otros tiempos, otras épocas; esas donde uno tiene tanto que sentir que no atiende más cuestiones. Me dio nostalgia, esto cada vez es menos, por no decir casi nulo.

Volví a voltear a mi alrededor, a ver a los otros, a ser comunidad... Ahí había muchas historias: la pareja joven con sus niñas que recordaban con la música sus años de menores compromisos, los recién comprometidos que emocionados esperaban su canción, las señoras mayores felices de estar ahí esperando una tarde de música con toda su familia, o la mía, mi historia,  la de mi deseo de soledad vencido y mi felicidad de encontrar comunidad, de sentir que ese aire me aviva  y recuerdan la que soy.

No sè si era claro a todos o sólo a mí, la felicidad y gozo de los artistas; disfrutaban su presentación y lo contagiaban, no podía dejar de pensar en la dicha de hacer lo que se ama. 

Había conocidos de otros de mis lugares preferidos, de alguna forma somos perfiles que coincidimos en actividades. Me acordé de mi época  ITESO, esa cuando sentía tanto y sabía poco, esa que poco sabía de hoy, de esta tarde de lluvia en ciudadela, con un poco de frio, un late en mi mano y emociones removidas.
No, no sabía que estos serían mis nuevos días, pero me hace pensar en cómo serán los días venideros, en qué me guardará la vida que hoy no alcanzo a imaginar. Veìa a la gente, trataba de encontrar en ellos la respuesta de mi futuro; con elementos compartidos las historias pueden parecerse, pero esto no es siempre objetivo porque uno busca la historia que espera y la realidad es mejor que dé sorpresas.

Me emociona como una tarde de música y lluvia puede remover el alma, despertar y lanzar a la búsqueda de seguir buscando, de seguir viviendo y de no tener miedo.
Así fue mexicanto, con más de alguna canción que hizo llorar mi alma y que aunque mi ojos no tengan lágrimas, el cielo contribuía con un poco de agua.
Tal vez llovió mi llanto contenido y por eso me encontré liberada.

Aunque espero el día que encuentre el punto en donde escondí mis lagrimas, hoy estoy contenta con saber que vivo. No, esta ciudad ya no es mía, pero supongo es la ciudad la que algo me reclama y no me puedo ir hasta que cumpla con todo, hasta que encuentre verdades, devuelva lo que ya no es mío y  esté lista para lo nuevo, para otros lugares y otras historias.
Por ahora, todo estará bien con que haya tardes de lluvia y la música siga alimentando mi alma. 

Hoy quiero llorar, pero no puedo. 





domingo, 8 de mayo de 2011

Un buen hombre…


Hace tantos años que, mi corazón ya resuelto, no precisa recordar aquellos días. Hoy sin duda es igual que ayer, todo transcurre en calma, más de la que tú o yo _sobre todo yo_ hubiéramos esperado.

Sentada, platicando del presente y todo lo que hoy no duele, vino a cuentas aquel tema, del que por cualquier motivo llegó a nuestra conversación sin importancia, pero esta vez no era plática contigo, ni siquiera pensé en mi respuesta pasada, sólo platicaba y llegaste. No sé si consciente o inconsciente, repetiste en tu respuesta… mis palabras. Las mismas que hace años negabas, hoy fueron tu discurso.

No hice ningún comentario ni gesto, lo asumí sin importancia, pero repetiste el argumento. No quiero pensar que fue con maña, prefiero creer que tú ya no recuerdas nada, que fue un comentario sin importancia. Finalmente tu opinión también cambia y tal vez hoy, sin importar mi respuesta pasada, hoy piensas como yo en aquella plaza.

De repente me cuestiono si pretendías encontrar cualquier señal en mi cara, o algún argumento que evidenciara que aún recuerdo cada día y nuestras pláticas. Pero no, no es así, yo ya no lo recordaba, vino a mi mente al escucharlo doblemente en tus palabras. Sólo eso, tampoco quiero pensar que tu esperabas yo lo notara, prefiero creer que soy yo la que busco discursos ocultos, la que aún de vez en cuando…extraña.

Pensar que tu lo haces consciente me viene a remover el alma, no lo quiero aceptar, aunque bien sabido tengo que tu estrategia es perfecta, que no recuerdas por nostalgia, sino por simple disfrute de saberte poderoso con una simple palabra.

Quiero quedarme con esto, con no darle gloria a tu maña, con verme fuerte y tranquila, segura de no recordar más nada.

Un buen hombre … compartimos un concepto, de lo demás ya no hay nada.

miércoles, 13 de abril de 2011

Hoy es uno de esos días…

Hoy es uno de esos días en que todo marcha bien, en que todo es como nunca. La rutina del trabajo, las felicidades espontaneas y el diario devenir de las horas hacen pensar que todo es NORMAL. Pero luego, al llegar a casa, sientes algo, no sabes qué, buscas saciar tu apetito, pero “no es eso” vas hasta el televisor y prefieres no encenderlo sabes que “no es eso”, buscas el facebook o cualquier página de entretenimiento comunitario y nada te sacia. De repente… tienes ganas de llorar, tu cuerpo se contrae, sientes ese dolor interno de huesos y una sensación extraña, que para tu desdicha es más común de lo que quisieras.

Entonces quieres llorar, por todo o por nada, sólo quieres llorar, pero no puedes. Olvidas que ya gastaste la cuota de lágrimas. De repente, instintivamente, comienza la nostalgia y lo llamas o mejor dicho lo reclamas. Él tendría que estar aquí, debería abrazarte y decirte que te quedes o, por lo menos, verle con intensiones de extrañar.

Seguro es el viaje, piensas, siempre me pasa eso cuando voy a viajar, ese replantear tu vida, por si no regresas, preguntar si es posible no volver, si tu vida está en orden, si él no te debe nada, o si tu diste tu parte…si ya todo está resuelto.

DEMONIOS, ¡qué estoy pensando! ¡ a qué año se remonta mi mente por un simple nerviosismo pre-viajero!. ¿Por qué he de necesitar que alguien me extrañe? ¿por qué he de despedirme de lo que veré en 15 días? ¿ por qué no ser feliz y nada más? ¿por qué no convencerme de estar plena? ¿por qué tener miedo de ser feliz sin él, sin esto o sin aquello?.

Sólo hemos de SER, finalmente somos, aunque nos empeñemos en fragmentarnos, en dividirnos o en lloriquear subterráneamente mientras ponemos una actitud de; todo está bajo control, el éxito es parte de mí, no me hace falta nada.

Hoy es uno de esos días en que casi caes, que te asusta saber que deseaste llamarlo con el vago deseo de que a él le interesaran tus penas. Doy gracias a mi incansable orgullo que tiene muy claro que no ha de quebrarse, que todo marcha y hoy es mejor que ayer y mañana será mejor que hoy. HOY…hoy es uno de esos días que … que ya nada vale la pena decir.

La sensación contraída se ha ido, escribir siempre relaja, yo no llame para buscarte ni tu tuviste que pasar por la penosa situación de quien no entiende un vago arranque de emocionalidad femenina y nerviosismo general.

Hoy es uno de esos días en que… Nada, iré a dormir.















viernes, 1 de abril de 2011

Cuando la historia pertenece a seres que ya no existen



…me pregunto si tiene sentido seguir recordando. 

Parece haber miedo a vaciar aquellos archivos, como si no se quisiera borrar la esperanza ¿esperanza de qué?  ¿ En quién? o ¿Para quién? Si la historia ya es pasada y los personajes quedaron en los instantes de aquel tiempo. Si este hoy no encuentra tiempo para hacer memoria o sentir lo que ya no siente. 

Tenía esperanzas, o más bien deseos, de que hoy hubiera algo especial, como si la magia existiera y cada fecha guardara su esencia, o como si tuviera una. Hoy supe que no, que el pasado es historia y que hoy es sólo esto; lo que hay, lo que vivo y no espero o desconozco, lo que se escribe en el camino y no en los cuentos. 

Cuentos... todos merecemos uno y sin duda lo vivimos, pero sólo uno. Después eres bienvenido a la realidad, nada vuelve a suceder como lo esperaste. Todo es un misterio que te obliga a resolverlo a diario. 

Guardé este día para hablar de amor y me di cuenta que mi mente tiene prioridades y mi corazón aún no tiene argumentos. 

Hoy, contrario a otros días como hoy, mi vida escribió otra historia. Espera otros proyectos y piensa en el 2+2 del mundo.

Hoy no fue ayer, porque ayer estaba muy lejos de ser hoy.
Hoy me atrevo a poner un punto a las páginas inconclusas, no importa su final. Hoy pensaré en mañana, pero siempre será hoy.

martes, 22 de marzo de 2011

Sobre tu piel

La pienso y no escribo nada, mi mente divaga en una nube de imágenes y recuerdos. Me detengo de escribir, como si temiera abrir aquella caja de pandora, me enojo conmigo y deseo no reprimir mis emociones,  no jugar a quien sólo sabe que dos más dos son cuatro.

Podría escribir mejor un discurso o algún teorema, quizás, todo con tal de no volver al sabio delito que es recordar, pero no quiero, no debo dejar pasar mis letras y sobre todo ese aire de ilusión que se niega a abandonar mi vida.

Si, lo pensé y aunque inicié hubo que borrar todo, después, me llené de valor y escribí mi titulo, el que estaba en mi cabeza, del que quería hablar y del que ahora inteligentemente intento complicar para no llegar a lo sencillo, a lo que simplemente... se siente o nace.

Escribir sobre tu piel, aunque la segunda interpretación sería más completa, me limito a escribir sobre lo que de ella pienso o siento, ¡si! es mejor atribuir a este sentido lo que incita. No he encontrado otra igual, tal vez muchas otras más suaves, mejor cuidadas o más jóvenes, pero ninguna es igual ni tampoco suficiente.

Tu piel es… única, invita a sentirla, a disfrutar de ella en paz, con tiempo para contemplarse. Tiene profundidad, como profunda y suave, pero al tiempo su toque de asperidad, su temperatura cálida, si, eso también es importante, es todo y es tan de nadie.

Es extraño, hay ciertos caprichos que mis gustos suelen darse, que para todos son locura o insignificancias, pero a mi provocan algo; por lo menos una sonrisa cómplice de un placer extraño, que se esconde en esa nada que para mí es bastante: Los panes duritos que quedan en la capirotada, los rines de determinado coche, las mañanas de los pueblos, una tarde de lluvia, un día de soledad…tu piel.

Escribir sobre tu piel, por qué no, si tan sólo al verla provoca sensaciones en mí, si una fotografía la describe tan bien, si ni siquiera es preciso tocarla para entender… Entender, tal vez estoy en un error, tal vez esto no diga nada y tu piel sea o no importante, pero quería escribirlo.

Extraño, raro y sin sentido tal vez, como esas pequeñas cosas que suelo albergar en mi memoria y que me rescatan cuando ya no logro ayarme. Tu piel… sobre tu piel quería escribir, qué extraño, me alegro que estas cosas pasen.

domingo, 27 de febrero de 2011

La última renuncia

Aprendí a no renunciar, aprendí a aceptar el mundo y sus exigencias, aprendí a cumplir con un rol, aprendía a ser feliz con lo que tengo, aprendí a ver pasar los días y pasar en ellos, aprendí a tantas cosa que; de pronto me sorprende reconocer que no me basta, que ya no es suficiente, que no lo quiero, aunque lo desee tanto y más me haya costado.

Deseo profundamente respirar hondo, apretar mis puños y decir: “renuncio”. Renuncio a mis no renuncias, renuncio a estar bien, a no tener sobresaltos, a todas mis seguridades. Tengo unas ganas inmensas de ser nada, de vagar por el viento, de no cargar este peso.

No sé si a mi edad sea buena idea o buen momento. Sé que puede ser muy pronto, pero me aterra que después sea muy tarde. No estoy satisfecha, ya no es suficiente. No sé si esperar la claridad o aceptar que esta nunca llega y es preciso arriesgar. Correr riesgos es tan emocionante, tan profundo y tan tuyo, que por momentos me hace falta… pero no existe un motivo, un motor de ese instante que te hace soltar el alma y aventurarte al futuro sin sostener tu presente. Un instante que te hace saber que vives, aunque implique tocar la muerte.

No sé qué hará ese instante; si una cosa, un nombre, un lugar o un momento, pero ruego a Dios que llegue pronto. No quiero vivir muriendo, prefiero morir viviendo.

Mi alma está cansada, se ha convertido en cuerpo y no era esto su objetivo. Quiero ya mi última renuncia, la que me haga saber que nada tengo sino vida. Ya no quiero este contrato, ya no quiero la rutina.

Renuncio Sr. , renuncio a no tener una aventura, renuncio a esperar y en esperar pase mi vida. No lo acepto, estoy segura.

lunes, 24 de enero de 2011

¡Veinticinco!

Es un buen nombre, me gusta como suena y mejor aún lo que ha representado.

Hace unos meses me preguntaban cuál era la mejor edad de mi vida, pensé un poco y con cierto aire de sorpresa respondí “los 25” y lo reiteré como confirmando mi respuesta “los 25” y sonreí. No era consciente de lo que estaba viviendo, es tan fácil protestar y darnos cuenta que estamos mal, pero curiosamente, los momentos de felicidad los asumimos como normales, rutinarios y sin mayor sorpresa, pasamos por alto la dicha que la vida nos regala.

Estoy por abandonar mis 25 y siento cierta nostalgia. Tan bonitos años, pero lo mejor es saber que están a punto de ser más. Ahora todo suma, no ha habido restas y no me di cuenta.

La niña, esa tierna caprichosa que no dejaba en paz mi conciencia, que reclamaba y exigía… de repente fue feliz y no me di cuenta. De repente confió en mí, en esta que somos y que vio con beneplácito que no la traicionó. Es hermoso sentirse abrazado por la inocencia del ayer que es feliz con el presente, un acuerdo que concluye en la tan anhelada estabilidad.

25 años para llegar aquí. 25 años con vivencias duras y felices que formaron esta que soy. 25 años que son mi historia, la mejor, la que nunca pude haber escrito pero fue y de repente convergen los guiones; el de la niña de ilusiones y ese mi escritor amigo, que suele conocerme más de lo que yo. Es extraño, no te das cuenta pero todo pasa, todo llega a su lugar y sabes que nada es perfecto y que como ayer, otras cosas surgirán, que no va a ser fácil, pero hay la certeza que será y que al final alguien me preguntará ¿cuál fue tu edad preferida? Y contestaré esa, la que tenga, donde esté, esa será. 

Es maravilloso recobrar la fe, soltar el cuerpo, olvidar la hostilidad.

La niña fue a dormir, se cansó de llorar y de jugar, después me miró a los ojos y me dijo en su carita que ya no seriamos dos, que es esta a la que siempre quiso ser y no desea más aferrarse a sus muñecas ni seguridades. Quiere vivir y tener 26, como tanto lo esperó.

Pues bien 26, aquí estoy. Esta es la que soy y quiero ser. La que tiene casi todo lo que siempre esperó y una fe enorme en que el resto ha de llegar en lo que aún no se ha vivido y está por comenzar.

Es curioso, nunca imaginé más allá de mis 24 cuando era pequeña, tal vez sabía que el resto no me correspondía planificar. Me gusta esta libertad y me gusta que a mi cuerpo le duela un poco la edad.

Veintiséis, ya comienzo a acostumbrarme a ustedes, tengo un poco de impaciencia por lo que traigan de más.

Veintiséis… es una buena edad