sábado, 24 de septiembre de 2011

...del desatino en las palabras

Mientras muchos elogian mis palabras, yo, insatisfecha y consciente de lo que esto significa, sonrío con un sentimiento extraño que trunca mi felicidad. Sé que no era el objetivo, que no busqué nunca un premio de literatura ni el reconocimiento de mis escritos. Que el resultado esperado es todo lo contrario, que sólo espío mi corazón de vez en cuando para saber qué siente o “si siente”.

Revisando el blog, descubro distintas etapas; la expresión de una idea, la búsqueda de respuestas, la narración de un momento, el deseo de sentimientos, el dolor y nada más… no hay más testimonios por escrito, el amor no se escribe. No por lo menos en su momento, se escribe el desamor y muchas veces con mayor fuerza, pero ya no es, sólo por eso se escribe.
Por eso hoy celebro el desatino de mis palabras, no ha habido nada bueno en lo últimamente escriño, no dicen nada, conozco el fondo y lo que quisiera plasmar, pero nada queda, todos son intentos vanos. Esto me da esperanza, me da señales y me cuestiona. Mi impaciencia de escribir lo indescriptible me provoca una sonrisa, como quien entiende todo y se burla de sí misma.
La palabra desatinada es y será para mí el mayor logro, aunque no lo lean, aunque no transmita nada y se quede ahí, en el olvido, como la vergüenza literaria de un triunfo compartido. Sólo eso.
Hoy quisiera leer las obras no publicadas, las menos vendidas, las que nunca dijeron nada, tal vez esas hoy me digan más y tomen sentido en el sin sentido del desatino.
No diré más.

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