viernes, 18 de diciembre de 2009

SI

Dos simples letras, una palabra corta y de formas opuestas, la rigidez y la libertad se encuentran en un monosílabo que guarda en su simpleza, el rumbo y sentido de la vida.

En el catecismo aprendimos que fue un SI, lo que dio salvación a la humanidad. Implicó conflictos y sacrificios, pero también aportó alegrías y satisfacciones.
Ahora me pregunto si todos serán iguales...

Ese SI que damos en cualquier momento de nuestras vidas, si es real, creo que implica todo lo anteriormente enunciado y omitido. Un SI cambia todo, hace renacer, reescribir la historia…todo a partir de ese instante. Un SI es invencible e incuestionable, no requiere justificaciones, sólo exige rigidez y libertad, sólo eso para existir.

No sé cuantas veces he dado un SI, o si a estas alturas no ha habido ninguno, pero es tan fuerte que misteriosamente cautiva y deseo llamarle a mi vida. O, ¿es que es un requisito indispensable, para que esta sea realmente VIDA?.

Entonces no renuncio, hágase en mí según tu palabra. Que la vida sea VIDA y que de mis labios surja un SI muy fuerte, que venza todos mis temores.

No diré más, mi respuesta es

-SI-

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Siempre pierdo, decía…

Lo había olvidado porque… no, jamás lo olvidó. Lo había evitado, porque le resultaba imposible describirlo en palabras.
Decía que sólo quienes lo conocen podrían entender ese vacío llenador en el pecho; que succiona y brota, que habla en silencio, que sacia y demanda o todas las contradicciones que sólo “viviéndolo” se pueden entender.

Optó por ser cronista de un momento, aunque dejara fuera de las letras, la magia que se almacena sólo en la memoria.

Era la noche del primer encuentro, aunque nadie sabía si habría otro. Tal vez eso facilitó la magia. Había una desesperación y urgencia, porque quizás pronto terminaba y el deseo de arriesgar podría cesar como tantas veces. Volverían a la blindada soledad y quedaría el recuerdo mezquino de “lo que pudo haber sido” ese que se vuelve tan conocido en personalidades temerosas.

Intentos, sensaciones, temores... y concluía, porque lo que no crece se muere. Sentían todo, apretaban el alma, mil dudas de hacer lo correcto, el tiempo detenido… había que romper el encanto o dar el paso. Se rompió el encanto a causa del deseo compartido de no ser responsables de sentir. Privilegiaban el anonimato afectivo, preferían la nostalgia de la mal sana búsqueda de lo inencontrable.

La noche avanzaba y no eran capaces de enfrentar lo que sentían, huían entre la gente que acompaña el momento. Intentaban ser uno más, pero vivían otra dimensión. Había conexión total, comunicación aún sin hablarse. La noche terminó, era tiempo de volver a casa, dar las gracias y con suerte; abrir la posibilidad de otro encuentro, aunque este podría no suceder.

Salieron, ella caminó apresurada adelante, como intentando regresar a la realidad. Desconectarse de él, recordarse quien era y controlar sus emociones, dejar de ser una niña enamoradiza. Llegaron abajo y dijo cualquier cosa, para tratar de despertar; estoy mareada o hace frio, lo importante era volver a la realidad.

Él no contestó, no quería volver y aumentaba el miedo en ella, de cualquier forma, ella luchaba por recobrar su realidad. Guardó silencio entonces, pero sentía cada paso, intentaba volver, pero él no lo permitía.

_¿Qué tienes?_ preguntó
_Nada_ respondió.

Pero él insistía. Creía que estaba molesta, pero no era así, en todo caso estaba... asustada, fuera de sí o tal vez demasiado en sí, como para que sus tan empleadas formas de evasión funcionaran. Caminaron cerca, pero cada quien en su lucha.

Llegaron al coche; le abre la puerta y comenta algo, cualquier cosa. Cierra la puerta _para él_ el momento en que da la vuelta al coche, es su tiempo para enfrentarse. _Para ella_ Esos segundos dentro del coche sola, son momento para preguntarse ¿qué me pasa? Ninguno tenía una respuesta clara. Entró al coche, los dos saben que la noche terminó. Ella sabe que irá a casa y será un buen recuerdo, está asustada.

Ella, Sólo quiere refugiarse, esconderse y alejarse del peligro. Él, no enciende el coche, pregunta nuevamente _¿qué te pasa? _La respuesta es la misma _ NADA.

No era NADA, era todo, pero no era malo, así que no podía dar una queja. Estaba bien, pero sin saber definir ese estado, era totalmente nuevo. Él intenta detonar un tema, pero ella evade los comentarios.

Entonces él: respiró, hizo gestos de enojo y comenzó a hablar con prisa, como si algo pudiera impedir que dijera todo lo que pretendía. Ella quiso guardar cada palabra, pero su mente estaba muy turbada, guardó lo que sintió, más no el discurso… Aun sin entenderlo, era lo que sin duda quería escuchar, así que no fue difícil que confiara.

_ No sé por qué, pero te creo,si no confiara en ti no estaría aquí _ Respondió ella, sin poder decir más.

Sabiéndose vencedor o vencido, nunca se descifró el misterio, volvió a sus inefables acciones. Se acercó a ella, buscó su cara, su mejilla, sintieron el rose de su piel, buscó sus ojos, sintieron respirarse lentamente… estaban a milímetros de escribir la historia de la niña que temía estrenar su cuaderno de afectos.

 El tiempo seguía, tenía que pasar algo o simplemente se rompería el momento, ella se rindió. No podía luchar contra alguien que sabía aceptaba perder, cuando ella deseaba ser vencida. Su rendición implicó la acción… no hizo más que decir todo lo que sentía, todo lo que le pasaba, todo lo que esperaba, todo lo que tenía que dar y que no era posible con palabras.

Su ingenuidad de niña se atrevía a hablar de sentimientos, aún si conocerlos. Había sabiduría desconocida y natural inexplorada.

Sonrió, como quien se apena y baja la mirada. Él preguntó ¿por qué? Ella movió la cabeza con calma, diciendo NADA.

Él no sabía que era su letra la que inauguraba su alma, sus afectos y rompía sus temores. Él, no sabía que había una rendición total contra sus luchas internas, que ella no tenía idea de lo que estaba haciendo. Ella, ya no quería palabras, no quería recobrar la consciencia porque no tenía la teoría de lo que sucedía.

Él pensó que ella se sentiría culpable y quiso corresponder a su decisión de arriesgar. No sabía que ella asumía que era el fin, que era el cierre de una gran noche que deseaba que no le faltara nada. No sabía que respetaba sus miedos, sus designios de momentos y no más. No sabía que no esperaba nada, que sólo asumió el riesgo y lo hizo. Que sabía tendría que confesar sus culpas y no precisamente a Dios, porque también sabía que Él lo avalaba. Sólo habría una confesión necesaria y un buen recuerdo.

Ella había decidido enfrentar a la mujer, sin que implicara necesariamente un compromiso. Pero tal vez era deseo de él, no romper el encanto o ver a esa niña tierna y no a una más de las de siempre, lo que le hizo no permitirle cumplir su decisión.

Pero, ya que él lo pide y ella lo desea, aunque no pensó alcanzarlo, respondió con sarcasmo blindado de sentimientos, como riéndose del discurso de la niña que espera su príncipe que él había citado. Ella no quería eso, NO quería un cuento, aunque le enternecía el gesto.

Pero ahí lo entendió, lo conoció y lo quiso así, con todo lo que era y en tan sólo un instante, en tan sólo ese "uno más de sus momentos". 

Asumió su pasado _el de él_, enfrentó sus miedos _los de ella_ y quiso entonces ser mejor, quería que su inexperta vida afectiva no le limitara. Quería sanar sus heridas, quería abrazarlo y no soltarlo, quería que supiera que no estaba solo, que nunca lo estuvo, que eran algo desde siempre.

Escuchó la profundidad de la que el huía, de la que escapaba. Se fue a él y lo albergó en ella. Ese espacio de vacío entre él y ella, esa sensación que paralizaba todo, que le llevaba a él pero le hacía sentir tan llena. Para ella era tan claro, pero nunca supo si él lo entendía todo.

Era la magia, era el momento y la rendición _de ella_ ante el deseo _de él_ de ser vencido. No supo cuánto duró, pero fue largo, tenían que decirse tantas cosas que querían fueran escuchadas.

Tal vez por eso no ha habido otro. Hubo muchos después de ese, pero era el mismo, sólo con menos prisa, con menos arrebato, pero continuaba y quedó así, sin concluir, sin punto final. Tal vez por eso no entendió nunca cómo pasar la página. No se termina una historia sin punto final y él lo olvidó, o eligió, no ponerlo.

“Siempre pierdo” decía, como si ella ganara la batalla de no necesitarle. No sabía que aunque sus deseos eran frecuentes, llegaban tarde a la necesidad de ella. Que no era él, sino ella, quien perdió. Perdió dar todo lo que necesitaba dar, perdió demostrarle lo que sentía, perdió ganar la lucha contra reloj, perdió la oportunidad de mostrarse transparente, perdió tenerle pleno y agradecido de darse.

Siempre perdió, él lo creía. Siempre tuvo dudas, sentimientos de no reciprocidad. Si él hubiera sabido lo que ella sentía, si él hubiera conocido su deseo de tenerle… tal vez se hubiera ido antes.

Era él y era ella, con sus temores, ocultando lo que el otro quería escuchar, por miedo a perderse. Se iba a terminar, por lo menos ahora sabrían que renunciaron a ellos, que no eran y No, que renunciaron a una sombría imagen.

Pero así era necesario y aún ahora, se alegra de ese primer momento. El de la rendición. Aunque después el miedo regresara y se negara o se olvidara de lo que se dijeron en ese instante mágico.

Tal vez por todo eso lo guarda, ahí, en la vitrina de las primeras veces, pero en la especial, en la que están sólo las que fueron primeras y fueron perfectas. Porque es raro encontrarlas.

 A decir verdad, guarda sólo ese...
Su mirada fija - Repollo y Atún

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Yo también lo creí…

Recuerdo la emoción de las navidades, todo el 24 tenía magia. Era el día más lento de todo el año, todo lo esperado por tanto tiempo; estaba a unas cuantas horas de suceder.

La posada, la familia, los regalos, el baile, los chistes, los dulces, las luces, los juegos, los abrazos, el brindis (ese día todos podíamos tomar un poco de sidra)… todo, era un gran ritual. Pero cuando este terminaba, aún faltaba lo mejor; ir a dormir y desear con toda tu emoción, que amaneciera.

Sin duda era el único día que los niños despiertan solos muy temprano y se dan el lujo de despertar a los padres con un “wow” mira papá, si me lo trajo! Recorrer el nuevo juguete de arriba abajo rápidamente, después estar listo para volver a salir. Vayamos con la abuelita a mostrar lo que nos trajo el niño Dios y ver lo que el resto de primos aporta al nuevo tesoro. Jugar todo el día en una real comunidad, todos están felices.

¿Cómo superar tal situación? ¿Qué pasaría cuando la magia desapareciera? ¿Qué sentido tendrían las navidades si ya no es urgente despertar a la siguiente mañana?

Yo también lo creí, ya no habría magia, no tendría sentido, sería una fiesta más en el año.

Un silencio atemorizante. Ver pasar los primeros años y creer que es el recuerdo lo que te mantiene gustoso. Después pasan el resto de los años, el resto hasta ahora, pero hay algo raro; con una vida adulta, sigues esperando con emoción que sea navidad, te siguen alegrando ver las casas iluminadas, te inspira un poco el escuchar villancicos por las tiendas, no sabes cómo, pero hay un amor natural que va creciendo en este tiempo dentro de ti y notas en los demás la misma magia.

SOMOS ADULTOS, ¿qué nos pasa, por qué no nos atormenta pagar los buñuelos o preparar regalos, por qué nos sigue alimentando el alma estas fechas?

¡Que no hay magia! me intentan decir que no hay magia, cuando esta se respira todo el tiempo, cuando se logra hacer a un lado la hostilidad común y se tienen deseos de compartir la felicidad. Qué acaso no es la magia de la navidad la que nos mueve, esa que prefiero llamar amor ¿No es ese el que nuevamente nos recuerda su presencia en nuestras vidas…?

No sé como será la siguiente, pero este año, espero la mejor navidad de mi vida. La de más magia que ninguna, de la carta de peticiones más larga que nunca, la de una familia expandida, la del amor fortuito, no la de la simple emoción de un nuevo juguete.

Yo también lo creí y por ello les entiendo, pero no teníamos razón. Déjense sentir y encontrarán la magia, no se ha ido, creció y nos envuelve, por eso no la ven, salgan de si, verán que ahí está.

Disfrútenla, inúndense de ella, compártanla… no repriman a su niño que está ansioso por ir a las posadas y romper piñatas. La magia no ha terminado.

Feliz Navidad.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Descubrir que envejecí…

No lo esperé, siempre lo vi tan a futuro que creí que cuando lo descubriera, sería tras años de intentar negarlo. Pero fue tan sorpresivo que detonó una emoción disfrutable.

Los pliegues al ras de la sonrisa y dos imágenes contrapuestas dieron la explicación a un estado de consciencia nuevo en mí. Saber que el tiempo siempre deja algo, por más que nos empeñemos en no vivirlo; fue contundente, alentador y nostálgico.

Unos cuantos años atrás, con prácticamente las mismas actividades que ahora _sólo distintos lugares y actores_ no tendrían por qué significar nada importante. Pero ver la inocencia de la primer fotografía, la seguridad fundada en la inconsciencia y una sonrisa que creía haber alcanzado la felicidad, trajeron a mí como en flashback lo vivido en este tiempo; cada caída, cada lágrima, cada tropiezo y claro, cada logro al levantarme o secar aquel llanto.

Vi con emoción el nuevo rostro. Menos alegre pero más feliz, menos inocente pero con mucha fe, menos seguridad pero más fuerza, más dureza pero con más paz.

Mi emoción creció, he envejecido!!

Cada tropiezo, cada lágrima, cada ilusión, cada momento, cada tristeza, cada alegría, cada día que viviera en mi reciente pasado; fueron labrando la que ahora vive, siente, piensa y busca, sobre todo eso, busca. Seguir buscando hasta llegar al objetivo, que aunque parece ser el mismo de antes, ha cambiado rotundamente.

Siempre añoré sentirme bien, estar contenta, tener lo que deseaba o se hiciera lo que yo quería. Hoy "sólo" deseo la felicidad, dónde esté. La vida me mostró que no fui acertada en mis convicciones, en mis seguridades y en mis emociones. Ahora que al fin permití a la vida marcar sus líneas, encuentro todo _o casi todo_ lo que en aquel entonces deseaba y no conseguía encontrar.

Vivir, es la labor más complicada, cuando nos empeñamos en ir contracorriente. Cuando giramos y dejamos fluir nuestra naturaleza; el camino se vuelve más largo, mucho más, parece que los atajos no los privilegia en nada, pero este camino se hace tan disfrutable, que no tengo tiempo para pensar en la meta, que sin duda desconozco, pero que por el paisaje me impaciento un poco, pues no puede ser menor a esto que ahora percibo y es tan... revitalizante.

Aquí estamos pues, tu y yo, las dos que fuimos o las dos que somos, sin discutir ni culparnos de nada, sólo aceptando con fuerza la que somos, sin prescindir de ninguna, sólo abrazando el pasado que dio su vida en nombre del presente.

Vivir, sólo vivir… fue lo que hicimos siempre, sólo que antes no me daba cuenta. Creía que todo dependía de mis decisiones, que mis errores eran irreparables y que este presente sería distinto. Había un guión que me empeñé en redactar, sin darme cuenta que las letras de la vida no perduran, que se mueven mientras vivimos o dormimos y que de cualquier forma, no hay manera de detenerlas.

Aunque estos párrafos tengan mi firma al final y al mundo pueda argumentar que estaba todo en mis planes, sé perfectamente que no fue así como lo escribí, que alguien se ocupó de corregirlos, pero que respetó perfectamente la idea, sólo ayudó a hacerla real y más interesante.

No sé si siempre pasará esto, si cuando mis arrugas sean más que dos o cuando mis fuerzas se vean mermadas, podré sentir esta emoción de haber vivido. Quizás sólo sea que envejecer a los 24 sea motivante.

No tengo certezas de nada, pero deseo vivir apegada al guión de mi editor, sé que de ser así, cada década sabrá distinto y será gratificante. Quiero encontrar como hasta ahora, las huellas de mi felicidad en mi piel. Quiero sentir la muerte rodar por mis mejillas para llevarme a encontrar la vida y recordarla con nostalgia, como todo lo que nos resulta valioso.

Quiero poderme ir como hasta ahora, quiero que el día que sea y en el lugar prescrito, pueda abandonar el mundo sin añorar nada, sin que me falten párrafos por vivir, sin haber alterado la obra del autor que sin duda, es perfecta.

Pues ya que soy esta y no la otra, pero no podría serlo sin la que fui, disfruto la felicidad de hoy, para inundar el pasado y ya no duela nada.

No sé cuánto tendré de tiempo para envejecer, mucho o poco, de cualquier forma, pretenderé que esto sea de la mejor manera. Aún hay mucho espacio en mi piel para escribir mi historia. sin duda, mi editor no ha terminado de crearme.

P.D. no me gastaré mis quincenas en cremas que disimulen mis pliegues en el rostro, por el contrario, espero que cada día sean más profundos y me recuerden que sigue habiendo sonrisas.

martes, 10 de noviembre de 2009

Zona de combate…

Una atmosfera espesa y lenta. El cuerpo pesa pero al mismo tiempo flota. Cada poro de la piel parece hablar y provocan la lenta respiración, como temiendo ser escuchados. Una resuelta duda; que no deja de ser duda, pero tampoco de tener la respuesta o desearla o pretender escribirla o de justo estarla escribiendo...

Sentir el estomago contraer, firmar la declaración de culpabilidad y caminar hacia la condena que tú misma has impuesto. Vencer las dos más grandes distancias de tu vida, las que te mantenían a salvo de estar viva, para detonar el fuego.

Una vez en la zona de combate, te das cuenta que no eres tan culpable o que no eres la única, o que quizás, más que haberte culpado, te rendiste; para verle triunfar y en su triunfo alcanzar tu victoria.

Nada mejor que rendirte, presentarte, mostrarte fuera de la armadura y lejos de los tanques que intimidan. Aferrarte fuertemente a quien en tu estado “vulnerable” hace sentirte fuerte e indestructible.

Respirar por fin del aire puro y olvidar los gases combatientes. Erguirte al mundo y no temer a nada. Llevar con orgullo la bandera contraria y sentir más tuya la que ya portabas. Desear permanecer por siempre en el más seguro de los peligros.

Esperar el momento y salir de la trinchera para hacer el recuento de los daños… El campo estaba florecido. Después, volver a la base, justo para el pase de lista: Soldado combatiente “caído, Sr.” Contraria caída “presente, Sr.”.

Reír como nunca, limpiar un rostro camuflado por el llanto y recorrer, nuevamente, aquella distancia nunca antes transitada..


lunes, 26 de octubre de 2009

La transfusión...

Estaba sola, regresé a mi casa con los análisis en la mano, el resultado era más que desalentador “cardioesclerósis”. Mi corazón se endureció, quería dejar de trabajar, bombeaba tan poca sangre que esta comenzó a sufrir alteraciones.

Me dejé caer sobre la cama y repasé los comentarios del doctor:

_Tienen ud. el nivel sanguíneo de un infante, no me explico cómo logra seguir en pié. Es urgente calmar su sistema nervioso, en esta situación cualquier alteración sería fatal. Aquí no le podemos atender, busque inmediatamente una clínica que disponga personal a su cuidado e inicien una transfusión emergente. Serán necesario por lo menos 5 donantes, una sola persona pondría en riesgo su vida si pierde la sangre que usted necesita.

No se preocupe, con una buena atención Ud. Estará bien. Llame a su familia y prepárese para disfrutar de un buen coctel de rica y revitalizante sangre -dijo con una sonrisa como intentando romper el silencio tenso que se había creado.

Llamar a mi familia, ja, estaba sola, como nunca, como nadie. Cómo llamar a alguien si sólo deseaba estar sola. Para qué buscar una clínica si finalmente no habría donantes. No sabía qué hacer. Así recostada en la cama, me encorvé para intentar combatir el frio más fuerte del peor invierno de mi vida o tal vez, del último.

Timbró el teléfono, dude en levantarme, al fin que importaba ya perder una llamada telefónica. Siguió insistiendo el ensordecedor tono hasta que me obligó a contestar.

_Bueno

_Hola ¿cómo estás? te sorprenderá que te llame, pero necesito un favor, cuestiones técnicas tu sabes.

bah! Sonreí para mí, la vida me estaba jugando otra de sus malas bromas, en estas circunstancias donde no soy suficiente para mí, alguien me necesita. Después de unos segundos de silencio, respondí.

_Claro, con todo gusto. Tengo algo de trabajo, pero seguro podré buscar un poco de tiempo.

_Si no es mucho problema, claro. Pasa que me encantaría que fueras tu y abusando un poquito de la confianza, me decidí a llamarte.

_Gracias por pensar en mí, será un placer. Podríamos hablar mañana para ponernos de acuerdo.

_Perfecto, muchas gracias, te veo mañana.

Colgué y nuevamente sentí desvanecerme, me senté apresuradamente. Pensé en comer un poco, pero no fue buena idea, mi organismo parecía negarse a recibir vida, tenía una decisión de abandonarme y así hacer perfecta mi soledad.

Pasaron un par de días, quise continuar mis actividades normales hasta entender lo que estaba pasando. Mi cuerpo se veía demacrado, mis fuerzas me traicionaban, pero como siempre; la prisa cotidiana de la oficina permitió ocultar mi estado, nadie se percató de nada.

Él, comenzó a llamarme con más frecuencia. Las cuestiones técnicas a consultar eran el pretexto, pero parecían haber pasado a segundo término.

_Te he notado triste ¿estás bien? puedo ayudar en algo…

_Si, no te preocupes, es la falta de costumbre de trabajar -sonreí un poco y traté de cambiar mi tono de voz afligido, aunque fuera esto casi imposible.

Sonrío conmigo y dijo _entonces es el momento perfecto para discutir del trabajo, en compañía de un buen trago, así podría corresponder un poco.

_Claro - sonreí y argumenté que tenía que irme pero pronto iríamos a tomar algo.

Los días pasaban, mi mal estado era tan notorio e invisible para mis compañeros de oficina, que no pude dejar de reflejarme en ellos. Ese era mi mundo, el del estrés, el de lo urgente, el de convivir con seres que me son útiles y nada más.

Salí de trabajar y lo encontré…

_Vamos a tomar algo, tú no estás bien y me gustaría que confiaras en mí.

Me dejó fría, aún no lograba asimilar en mi cabeza lo que estaba pasando, no sabía cómo manejarlo a los demás. Fue tan sorpresivo que no pude argumentar ninguna excusa y accedí a su invitación.

Hablé y hablé por largas horas. Lo vi tan atento, tan resuelto a ayudarme y yo tan asustada y urgente de una salvación, que no dudé en sentirme afortunada.

Aunque con temor, acepté hospitalizarme. Me vi llena de artefactos, todos para mi desconocidos. Recuerdo como odiaba ese quedo sonido del monitor cardiaco. Me recordaba a cada minuto que estaba muriendo, era como una voz que me decía “ya no puedes, tú no puedes…”.

Pasé la primera noche, ahí, sola, escuchando aquella periódica vocecita desalentadora. Al otro día muy puntual, estaba ahí, con una gran sonrisa, dispuesto a lo que se necesitara. Me abrazó fuertemente, me llené de miedo; hacía tanto que nadie me abrazaba, que no quería que mi vida tomara sentido justo cuando estaba por terminar. Me separé de él y comenté que el doctor había llegado. Estuvo atento a cada indicación, había resuelto hacer lo necesario para ayudarme.

_Por ahora necesitaremos sólo un poco de su sangre para mantener el nivel mínimo, pero será preciso que consiga otros donantes.

_NO, -dije apresuradamente. _No puedo aceptar eso, además, no habrá más donantes, será en vano. No quiero que me hagan nada, no lo necesito, así he sobrevivido y lo haré hasta que mi corazón decida no más. No quiero su sangre ¡no quiero su sangre! -comencé a gritar desesperada como si algo temiera-._No admitiré aumentar el riesgo, ni siquiera sabemos si su sangre es sana.

No sabía que más decir para hacerlo desistir, estaba horrorizada de la vida, no sabía cómo vivirla y cada gota eran horas de incertidumbre en este mundo. Junto a él, junto a todos o de nuevo junto a mi soledad.

_Srita. Entiendo si ud. decide no aceptar la transfusión, pero le recuerdo que su vida corre peligro y no garantizo que su corazón resista mucho tiempo más. La Cardioesclerosis y los bajos niveles sanguíneos le están desgastando rápidamente. Hablen un momento y regreso para conocer su resolución. -Se dio la vuelta y salió.

_Por favor, confía en mí y permíteme donar un poco de mi sangre, no me hará daño, puedo hacerlo y tu lo necesitas. Mi vida no ha sido la más sana, pero créeme que me he propuesto una saludable rutina para que te sea del mayor provecho. Entiendo tu temor, sé que no confías en mí, pero dame la oportunidad y corramos el riesgo de vivir un poco -sonrío.

Accedí, nunca entendí por qué, pero algo de mi quería hacerlo y en medio de mi miedo de vida, le di un No a la muerte.

Pasaron casi dos meses. Él era el único donante, no había nadie más a mi lado y el aceptó una rutina de medicamentos y dieta saludable para resistir las transfusiones. Cuando él estaba ahí, en la otra cama, opacaba mi monitor, su latido era tan fuerte, que sólo con escucharlo me hacía vivir.

Con el paso del tiempo, mis signos vitales iban mejorando. Esa vocecita atormentadora se hacía más fuerte. Me gustaba escuchar los dos monitores y él ahí, con vida para dar. Si se iba o llegaba, ya no había cambio en los latidos monitoreados, mi corazón ya no era opacado, estaba viva, como nunca, pero no me bastaba. Era una especie de vicio recibir su vida.

Durante todo este tiempo se mostró feliz, parecía que liberarse de su sangre le hacía bien. Asumí que nos estábamos ayudando mutuamente. Esto facilitó no sentirme en deuda.

Llegó el martes por la mañana, esperaba con gusto aquella sonrisa dispuesta a conectarse a mí. Llegó el medio día y la cama al lado seguía sola. No fue, no llegó a la cita y no fue capaz de avisarme. Temí por mi vida y lo juzgué egoísta. No fui consciente de la fuerza que yo había adquirido, de su desgaste, de su dolor... Sólo pensaba en mí, sólo quería estar segura, sólo quería escuchar el constante tono de la máquina cardiaca, sin darme cuenta de mis latidos que se multiplicaban mientras los suyos se apagaban.

Sentí coraje, dolor, impotencia, desaliento, sentí todo. Si estaba sola antes, ahora a mi soledad se sumaba su ausencia. Me arrepentí de mi ilusión, de haber decidido vivir para al final sólo doliera más mi partida. Le odié, odie su vida que sólo haría más grande mi muerte.

Salí del hospital. Los doctores aseguraban que mi salud estaba estable, pero yo me sentí caer poco a poco. Antes no podía morir porque no tenía vida, pero ahora sí. Era como si la muerte se riera a carcajadas de mi ilusoria fantasía, de mi ingenuidad al creer en mi cuento de hadas, al creerme rescatada por el príncipe.

Pasé los años más difíciles de mi “vida”, mi corazón latía con facilidad, su rigidez había sido vencida, mi sangre inundaba todo mi cuerpo, pero yo no podía mantenerme en pié. No lograba sentir la vida. Era obvio, nadie puede vivir con la vida de otros -pensaba- asumí mi error, era el precio que tendría que pagar por desear vivir, por aceptar recibir. 

Finalmente si estamos solos, nos aseguramos que nadie nos podrá hacer daño.

Con el tiempo, creo que mi cuerpo reconoció la vida como propia, recobró la fuerza. Era como si hubiera purificado aquella sangre que sentía ajena. No quería recordar aquel tiempo de “vida” de una felicidad que acepté sin reservas. Me negaba volver a sentirme feliz, aquel estado me dolía, prefería el dolor, el desconcierto.

Para qué VIVIR si dura poco. Para qué los otros, si al final se van.

Ahora que estoy viva y me siento por fin ¡viva!

Pude regresar al hospital. Aunque me habían recomendado chequeos anuales, no podía, ese lugar me dolía, me recordaba aquel dolor de la cama sola, de mi ilusión desecha.

Me sorprendió mi deseo de entrar. No tenía conmigo el expediente, pero decidí entrar, sólo por preguntar cualquier cosa, por volver a respirar ese lugar.

Recorrí lentamente sus pasillos, me topé con el doctor que me atendió, sonrío abiertamente y me dijo “que bien te ves” sabía que ibas a volver. Él no quería avisarte, pero que bueno que se decidiera.

_¿él?

No entendí nada, yo estaba ahí por casualidad, logrando superar aquella mala jugada de la vida.

El doctor me hizo la seña que pasara, entré y ahí estaba, con una vocecita que lentamente le murmuraba su muerte, junto a una cama sola, pero él no esperaba a nadie.

No pude hacer nada más que soltarme a llorar y sentir toda esa vida que me negaba a aceptar, que la derrochaba sin saber que alguien había renunciado a ella, seguro que yo la merecía más. Mi cuerpo se inundó de él, quise vivir para vivirlo. Quise darle vida… pero no era medicamente posible.

Despertó y le sorprendió verme, hizo el esfuerzo por mostrar aquella sonrisa que tanta vida me daba. Quise pedirle perdón, reconocer lo injusta y egoísta que fui. Agradecer su desinteresado servicio, su AMOR. Jamás me sentí tan amada.

En un instante reconocí todo lo que había hecho en mí; mi vida, mi fe, mi amor. Todo lo que no tenía, lo dio para mí a cambio de nada. Aceptó incluso mis reclamos por haberse ido, se sintió en deuda por no haber dado más. Y yo, egoísta, QUERIENDO seguía exigiendo, él, AMANDO le dolía no poder dar más.

Fue allí donde desperté de la transfusión. No fue en aquel momento en que vi la otra cama vacía y yo esperando recibir. Fue aquí, con el alma plena y mi credencial de NO DONADORA, donde la impotencia se apoderó de mí, donde acepté que no sería yo quien pudiera compartirle vida.

No lo merezco, dar mi sangre me haría sentir una deuda saldada y no es así. Jamás se puede corresponder a quien te da su vida, aun intentando pagar con la misma, es la suya propia la que recibe.

Ahora está bien, como en aquel entonces. Antes de mí.

A mí me costó todo este tiempo aprender a disfrutar de tu vida, a ti, reponerte de aquel mi egoísta tiempo de exigir.

No sabes como hace brotar mis emocionadas lágrimas escuchar cada uno de mis latidos, que no hacen sino hablar de ti. Y como detesto ese breve enunciado en letras rojas en mi expediente de: NO DONADORA, que te separa de mí.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Y es que en el epicentro, cualquier temblor es fuerte.

El temblor repentino, era nuevo, pero entendía que algo albergaba del pasado que creía vencido.

El susto en él, lo vio, pero contrario a cualquier situación similar; el miedo detectado en el otro, no le hizo sentirse superior. El miedo en él despertó el suyo propio, su cuerpo sintió flaquearse, la impositora razón le obligó a comportarse con normalidad (orden que no consiguió obedecer en totalidad, porque sus extremidades inferiores se agitaban extrañamente) fingir sobriedad e intentar distraer las miradas fue lo única defensa encontrada.

_Que fuerte, pensaba, pudo haber caído ahí, no hubiera tenido respuesta lógica para justificar su flaqueza. Su cerebro trabajaba a mil, no entendía nada.

Él, su miedo lo convirtió en molestia, enojo, enfado o cualquiera de esas reacciones que suele anteponer a cualquier deseo frustrado “Cuando la energía del deseo que se encamina hacia su realización encuentra un obstáculo, la obstrucción que éste produce genera una sobrecarga energética en ese deseo. Esta sobrecarga es lo que llamamos enojo”

_¡OBSTÁCULO, DESEO FRUSTRADO! Yo no tendría por qué ser eso, pensó ella.
Pero si este miedo sorpresivo en ella, fue resultado del que descubrió en los ojos de él… Será que su inconsciente descubrió en él ese peligro que siempre la ha hecho temblar, ese que los poetas han enunciado de mil formas y que le han agrupado en el “amor que espanta” ¿o será que amor sólo es uno y siempre espanta, obstaculiza y frustra, para hacerse así, digno únicamente de grandes vencedores?.

Que extraña situación, quiso haber detenido el mundo en ese instante hasta entender lo que en ella sucedía, sentarse y recobrar su realidad. Preguntar abiertamente por qué temblaba tan fuertemente, pero es tan orgullosa que es capaz de morir con tal de humillarlo, como dice el principito.

Siguió adelante, logró ocultar al resto la situación, pero no a ella. Se repetía constantemente en su cabeza
_¡MIEDO! Siento ¡miedo! Me genera ¡Miedo! El temblor era ¡miedo!... ¿¡MIEDO!?
Jamás pensó sentirlo de tal forma, no había nada para que así fuera.

Sabía muy bien lo que eran “maripositas en el estomago” sabía el frio que le recorría el cuerpo en esas situaciones, pero temblor de las extremidades inferiores, eso parecía ¡MIEDO¡

Consultar el diccionario psicológico, pensó _¡pronto! alguna respuesta que la sacara de su situación no controlada "El miedo es una valiosísima señal que indica una desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla".

¿Será entonces que aún le falta algo para enfrentarlo? ¿Qué podría quitarle que la hace temblar, qué poder ejerce sobre ella que teme no poder vencerle? ¿O será verdad que es su miedo el que le trasmite? Pero entonces ¿qué teme, que tiene ella que lo amenaza? ¡¿Qué oculta que pueda ser evidenciado?!...Pero lo que más le atormentaba; cómo lograr vencer a quien no quiere ver vencido, cómo aniquilar algo que desea, cómo poner punto a las letras que alimentan su alma…

Dejar las cosas al tiempo… es que este parece ser nunca demasiado, más tiempo para qué, si sólo afianzan el sentimiento, si aquel era tan débil en un principio y el tiempo sólo ha demostrado que es incapaz de aniquilarlo. Más tiempo, NO, no más por favor, no encontraría forma de vencerle entonces, no tendría forma de ocultarse cuando el temblor siga creciendo.


Y es que en el epicentro, cualquier temblor es fuerte.

Me prometí que no serías más motivo de mis letras, pero tengo que sostenerme en algo cuando mis piernas intentan flaquear, cuando mi cuerpo no sostiene tu presencia…

No voy a interpretarte, no voy a interpretarte… no lo haré, no más. Prefiero describirme, navegar en mis confusos territorios, vencerme yo antes que me venza el miedo.

Tal vez sea que no sentir nada contra ti, que seguir viéndote distinto, que el papel de indiferente me sale tan bien; que no me entiendo, que mi cuerpo tiembla por la fuerza contenida.

martes, 29 de septiembre de 2009

Y yo mi pequeño príncipe, cuánto te habré hecho llorar…

Mi corazón se encuentra reducido a su mínima capacidad, pero al mismo tiempo es como si llenara todo mi ser y quisiera salir de mi insuficiente cuerpo.

No dudo que todo conocimiento llega a nosotros cuando es necesario y por lo general llega después del sufrimiento; sólo para inundar el alma y hacernos reir con llanto y llorar a carcajadas. Sólo para decirnos animosamente AÙN ES TIEMPO y para luchar contra nuestra desalentadora voz, de: OJALÀ LO HUBIERA SABIDO en aquél momento, AHORA YA ES TARDE.

No es tarde, lo sé, nunca lo es.
 Siempre podremos ver todos los amaneceres y atardeceres que nos permitamos ver, siempre podremos cambiar la cara de la moneda para ganar al azar, pero no sé si aún es SIEMPRE.

Jamás se sintió una Flor tan comprendida, jamás había logrado comprenderse ella misma y de repente, todo es tan claro, tan evidente al corazón y no así para los ojos.

Tienes razón mi pequeño príncipe, valió la pena la domesticación y las cosas ordinarias toman irremediablemente sentido en ti.

Todo fue tan complicado, porque como todos los adultos; lo compliqué. Porque no quise detenerme a dibujar un cordero, porque no confiaba en mis capacidades artísticas y no quise asumir el riesgo.


Porque no quise domesticar al zorro, porque sabía que me haría llorar. Porque domesticar era crear lazos y esos afectan en ambos sentidos.

Perdón mi querido pequeño príncipe, no te di la oportunidad de ser domesticado por tu Flor. Te privé de la dicha de encontrarla diferente a todas porque era tuya, porque tú la habías cuidado, porque la Flor se olvidó de toser y mostrar sus pétalos vulnerables al viento. Porque la Flor no quiso ser diferente y al sentirse observada con el corazón, se perdía entre todas para no ser encontrada, para no ser responsable de ti y no fueras responsable de ella.

Gracias mi pequeño príncipe, porque has sabido mostrar en un pequeño cuento, la que soy y la que al mismo tiempo dejé de ser.

Gracias porque al final no me queda claro si soy la Flor o el Príncipe. No sé si temer a los corderos o buscar a la serpiente que me permita despojarme de esta pesada armadura y volver a MI PLANETA.

Preguntaste ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada?

Si, la respuesta es SI. Es cosa muy seria averiguar por qué lo hacemos y cosa absurda seguirlo haciendo cuando has sido tan franco en tus palabras .



TU encontraste tu Flor y yo la hice parecer un “adulto razonable”
…Si tan sólo tuviera lágrimas!

P.D. te confieso algo; soy tan débil y tan frágil y sólo tengo 4 espinas para defenderme contra todo el mundo!!!

ANTOINE DE SAINT
•Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.
•Poniéndome a su altura, les hablaba del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y mi interlocutor se quedaba muy contento de conocer a un hombre tan razonable.
•Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.
•Pero nadie le creyó a causa de su manera de vestir. Las personas mayores son así.
•Querer un cordero es prueba de que se existe
•Son así. No hay por qué guardarles rencor. Los niños deben ser muy indulgentes con las personas mayores.
•Pero nosotros, que sabemos comprender la vida, nos burlamos tranquilamente de los números
•Era una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo…"
•Es posible, en fin, que me equivoque sobre ciertos detalles muy importantes. Pero habrá que perdonármelo ya que mi amigo no me daba nunca muchas explicaciones. Me creía semejante a sí mismo y yo, desgraciadamente, no sé ver un cordero a través de una caja.
•Los baobabs, antes de crecer, son muy pequeñitos.
•tratándose de baobabs, el retraso es siempre una catástrofe
•—¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!
•Si un cordero se come los arbustos, se comerá también las flores ¿no?
•Entonces, ¿para qué le sirven las espinas?

•—¡No te creo! Las flores son débiles. Son ingenuas. Se defienden como pueden. Se creen terribles con sus espinas…
•—¡Hablas como las personas mayores!—¡Lo confundes todo…todo lo mezclas…!
•Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: "¡Yo soy un hombre serio, yo soy un hombre serio!"… Al parecer esto le llena de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!
•Y si yo sé de una flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi planeta; si yo sé que un buen día un corderillo puede aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es importante?
•—Hace millones de años que las flores tiene espinas y hace también millones de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada?
•—Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…"
•Lo tomé en mis brazos y lo mecí diciéndole: "la flor que tú quieres no corre peligro…
•Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía.
•Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor.
•pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde.
•¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.
•El principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!
•—Yo nos soy una hierba —respondió dulcemente la flor.
•"Miedo a las corrientes de aire no es una suerte para una planta —pensó el principito—. Esta flor es demasiado complicada…"
•De esta manera el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, había llegado a dudar de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia y se sentía desgraciado.
•"Yo no debía hacerle caso —me confesó un día el principito— nunca hay que hacer caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas. Mi flor embalsamaba el planeta, pero yo no sabía gozar con eso…Aquella historia de garra y tigres que tanto me molestó, hubiera debido enternecerme".
•“¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras. ¡La flor perfumaba e iluminaba mi vida y jamás debí huir de allí! ¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla".
•Y cuando regó por última vez la flor y se dispuso a ponerla al abrigo del fanal, sintió ganas de llorar.
•—Adiós —le dijo a la flor. Esta no respondió. —Adiós —repitió el principito. La flor tosió, pero no porque estuviera resfriada. —He sido una tonta —le dijo al fin la flor—. Perdóname. Procura ser feliz.
•—Sí, yo te quiero —le dijo la flor—, ha sido culpa mía que tú no lo sepas; pero eso no tiene importancia. Y tú has sido tan tonto como yo. Trata de ser feliz. . . Y suelta de una vez ese fanal; ya no lo quiero.
•—Será necesario que soporte dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas; creo que son muy hermosas. Si no ¿quién vendrá a visitarme? Tú estarás muy lejos. En cuanto a las fieras, no las temo: yo tengo mis garras.
•—Y no prolongues más tu despedida. Puesto que has decidido partir, vete de una vez. La flor no quería que la viese llorar: era tan orgullosa...
•Ignoraba que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos.
•—Exactamente. Sólo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar —continuó el rey.
•La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución.
•—Si Vuestra Majestad deseara ser obedecido puntualmente, podría dar una orden razonable.
•"No hay la menor duda de que las personas mayores son muy extrañas",
•que nunca en su vida había renunciado a una pregunta una vez que la había formulado.
•tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de las personas mayores
•—Yo —dijo aún— tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea. Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas...
•Es una ocupación muy bonita y por ser bonita es verdaderamente útil"
•Cuando quieras descansar, caminarás... y el día durará tanto tiempo cuanto quieras.
•"Es el único de quien pude haberme hecho amigo. Pero su planeta es demasiado pequeño y no hay lugar para dos..."
•—Tengo también una flor. —De las flores no tomamos nota. —¿Por qué? ¡Son lo más bonito! —Porque las flores son efímeras.
•Y el principito partió pensando en su flor.

•—Tengo problemas con una flor —dijo el principito.
•—¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece. Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.
•Y los hombres carecen de imaginación; no hacen más que repetir lo que se les dice... En mi tierra tenía una flor: hablaba siempre la primera... "
•Si ella viese todo es to, se decía el principito, se sentiría vejada, tosería muchísimo y simularía morir para escapar al ridículo. Y yo tendría que fingirle cuidados, pues sería capaz de dejarse morir verdaderamente para humillarme a mí también... "
•Comienzo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
•Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste.
•—Por favor... domestícame —le dijo.
•Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos.
•Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
•Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
•—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
•sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
•Es bueno haber tenido un amigo, aún si vamos a morir. Yo estoy muy contento de haber tenido un amigo zorro.
•—El agua puede ser buena también para el corazón...
•—Las estrellas son hermosas, por una flor que no se ve...
•—Lo que más embellece al desierto —dijo el principito— es el pozo que oculta en algún sitio...
•"lo que veo es sólo la corteza; lo más importante es invisible... "
•"Lo que más me emociona de este principito dormido es su fidelidad a una flor
•¡Comprendí entonces lo que él había buscado!
•—Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.
•Pero yo no estaba tranquilo y me acordaba del zorro. Si se deja uno domesticar, se expone a llorar un poco...
•—Cuando te hayas consolado (siempre se consuela uno) estarás contento de haberme conocido
•"Las estrellas me hacen reír siempre"
•—¿Sabes?... mi flor... soy responsable... ¡y ella es tan débil y tan inocente! Sólo tiene cuatro espinas para defenderse contra todo el mundo...
•Pero miren al cielo y pregúntense: el cordero ¿se ha comido la flor? Y veréis cómo todo cambia...
•¡Sean amables con él! Y comuníquenme rápidamente que ha regresado. ¡No me dejen tan triste!

viernes, 18 de septiembre de 2009

Certificado de NO intelectualidad

Cuando alguien trata conmigo por primera vez; cree que soy intelectual, de altos niveles de exigencia y con agudo sentido de la estética. Suelen recomendarme libros abstractos, conciertos de ópera, lugares de densa información o cualquier temática que sea asociada a “grandes pensadores”.


Me da mucha risa. Quienes me conocen, saben que soy el ente más popular que puedan encontrar. Que disfruto los tianguis, el centro, la música de banda, el mariachi y la apariencia simple alejada de las planchas y secadoras. Saben que me rio como loca ante los comentarios simples, tontos o sarcásticos. Que mi risa es tal que hace brotar mis lágrimas, que mi carcajada no es modulada en lo más mínimo. Que leo constantemente poesía o novelas; que permitan evadir mi realidad o psicología; que aporte a mi búsqueda desesperada de autoconocimiento.


Saben que me molestan los sitios VIP. Que me da lo mismo ver una película en el cine o una copia pirata en el monitor de la computadora con doblaje español. Que como carbohidratos abundantemente sin pretender ocultar un cuerpo imperfecto. Que me ridiculizo y burlo de mi misma porque me divierte divertir. Que siempre he afirmado que lo fino me saca ronchas y no lo he podido comprobar porque nunca he tenido nada con esta denominación. Que me gusta saber, sólo para poder demostrar a uno que otro ególatra que no es tan valioso como pensaba. Que me enamoran los hombres inteligentes, pero que sólo los encuentro en tal categoría cuando me hacen reír de simplezas.


Que me encanta aprender frases populares llenas de sabiduría, algunas como dichos y otras que surgen durante las pláticas que escucho en el camión, el tianguis, la calle... Que me resulta impensable gastar mis 15nas en ropa, que conservo ropa y zapatos desde los 15 años o más tiempo atrás.


Que adoro los pueblitos y sus comidas simples con tortillas recién hechas. Que odio las grandes cadenas hoteleras y me encanta viajar por carretera con limitado presupuesto. Que me vinculo entre los dos mundos sólo para favorecer una mirada objetiva y saber dónde quiero estar.

Que amo la radio por el contacto con la gente, no por la fama. Que odio la TV porque su contenido es ofensivo al intelecto de cualquier persona, no porque yo sea “culta” o “intelectual” y entrecomillo los términos; para evidenciar el sarcasmo que encierran. Que odio hacer tv porque no soporto TENER QUE SER bonita, flaca y con la ropita perfecta para poder estar a cuadro.


Que no entiendo este mundo de competencia por humillar a la mayor parte de personas. Que no soy hippie porque me falta valor para liberarme de muchas cosas superfluas que forman parte de mi vida y porque no necesitamos ser hippies para disfrutar de la vida sin caer en el juego de este mundo de estrés.



Acepto mi responsabilidad por haber intentado mostrar una imagen de niña perfecta, intelectual que saca 10`s y por haber ocultado a como diera lugar cualquier error o desconocimiento que hubiera en mi.
Los responsabilizo por creer mi imagen y no indagar en la también evidente realidad de mi simpleza.


Me gusta aprender; lo hago constantemente porque mucha ignorancia visualizo aún en mí.


Soy sólo una persona que apuesta por lo sencillo y que no pretende formar parte de los exitosos infartados. Me gusta ser rara, pero soy más común de lo que desearía. A veces desearía ser más común, pero el común no tiene tiempo para vivir.
Tengo una cuenta de ahorros en números rojos, una tarjeta de crédito con poco disponible y extrañamente, no me falta casi nada.

Es este pues, mi certificado de NO intelectualidad, así que basta de creer mi posturita de “eres inferior a mí” es un simple recurso que atemoriza y esconde el temblor de mi fragilidad.

viernes, 28 de agosto de 2009

cArta XII

12 meses, días, semanas, años, que más da… no sé si decir que todo ha vuelto a su lugar, o que no volverá a ser igual que antes. Que nada volverá a estar en aquel desolado punto de partida. Es que no fuiste fugaz ilusión, fuiste compañero de mis pasos, de los más difíciles, de los más reales, de momentos de fundamentación y no simples recorridos mundanales.

Por eso creo que no te irás, que estás más cerca que nunca, aunque estas líneas deban de cesar su escritura. Aunque mi emoción ya no es la misma al tenerte cerca o mis deseos se olviden de pensarte. Aun así, te quedarás, como lo que fuiste y lo que ERES.

Esa parte de realidad que no había encontrado, está presente y me alegro de que así sea. Doy gracias a la vida por cada una de tus cartas, porque fueron momentos que mostraron la condición de mi alma en cada tiempo. Porque mostraron lo que intentaba ocultar aunque fuera imposible de lograrlo. Porque se guardará más allá de mi memoria este encuentro. Porque pudiste conocer, aunque con enigmático velo, algunas de mis concepciones de lo nuestro, del mundo, de la cotidiana lucha.

Doce momentos, mil emociones y sólo una conclusión: Sé que siento. Que tengo la oportunidad de sentir el mundo y no sólo transitarlo.

¿Tristeza? Por qué habría de sentirla, si hasta hoy no ha habido desilusión alguna, si todo fue novedoso y por demás alentador para mis días. ¿Que hoy se termina? Bah! Patrañas de aquellos que necesitan poseer y atesorar para sentir que permanecen. Yo creo que esto sigue adelante y vivo. Jamás se le ha encarcelado, sigue creciendo y por lo tanto, vive.

Que estoy dejando pasar tu momento, ja, los momentos pasan, de lo contrario no lo serían. Vendrán otros, mucho más, otros que no conozco su forma ni circunstancias, pero serán y eso es lo que importa. Mi pasado, podremos recordarlo por lo que soy ahora, mi futuro, es sólo promesa y aliento para seguir avante, pero quiero este, mi presente, este que te conserva y no, este que aunque a reserva, guarda una sonrisa que recibe, y un adiós por si deseas partir. Una sonrisa que saluda y una mirada de despedida, por si mis pasos deciden ir tras otras huellas. Hay todo en mi, listo para vivirse, dispuesto a convertirse en lo que se requiera, no una historia escrita que de no cumplirse acumula frustración de deseos.

Todo es perfecto, porque ES. Lo demás, la fantasía, la guardaremos para los momentos en que el séptimo arte no cubra las expectativas. Aunque la contemplaremos igual; conscientes de la inexistente realidad que alberga, del deseo de distracción y nada más.Pues bien, he cumplido _diría Bécquer_ mi tarea de escribirte y tal vez tu cumplas la de leerme. ¡Leerme! Ojalá lo hicieras, a veces creo que lees tan bien mis cartas que no queda tiempo para leerme a mí, que te conviertes en victima de mis concepciones de momentos y pasas por alto encontrar mi emociones, realidades, sentimientos, miedos y deseo apaciguados.

12 momentos… el papel concluye, pero la vida seguirá escribiendo.

Un beso.

A todos aquellos que tuvieron interés, calma y paciencia de leer las cartas, Gracias.

Hubiera querido publicarlas en tiempo real (real de lo que llevó escribirlas, no en su momento) pero mi impaciencia era mayor que la de ustedes. Se pueden guardar las cosas por años, pero una vez que se sabe de su existencia, resulta irónicamente, imposible esperar.

Más, cuando descubres que la historia es semejante a tu presente, entonces lees, como intentando descubrir tu futuro. Aunque también descubres que para que sea igual, tienes que hacer las cosas diferentes…tal vez por eso disfrutas su complejidad y te ríes de tu pasado o de tu presente, pierdes nociones de tiempo, sólo vives con admiración y sorpresa cada día. Dicen que la historia siempre la escribe el que gana la guerra… ven a poner el punto final.

P.D. quizás esperaban FECHAS, esas que tanto encontramos en los libros. Tengo presente que de mis clases; recordaba los momentos, analizaba sus efectos en la sociedad, pero jamás memorizaba una cifra, era algo tan irrelevante, tan impreciso… como Bartleby (personaje de Herman Melville), preferiré no hacerlo!

lunes, 24 de agosto de 2009

cArta XI

(Texto suprimido por la época de publicación)


Hay duda en ti… no quería provocarla, pero la fomenté. Lo sé y me arrepiento. No es ese el mensaje que intentaba trasmitirte, de verdad no habría nada que temer, fueron mis incongruentes reacciones las que alimentaron toda confusión.

El mensaje era claro y simple. Como siempre, lo hice confuso y complicado. Pero me alegro, en el fondo es bueno visualizar el final de lo que deseamos para luchar por ello y quitar toda viciosa actitud que oculta la realidad.

Con sorpresa reconozco que no es miedo lo que habita en mí, cómodamente le nombro de esa manera para no responsabilizarme y actuar, pero no lo hay. Me reconozco capaz de enmendar mis reacciones incongruentes, sé que no ha terminado y acepto enfrentar lo que aún falta por SER.

Frenaré por un lapso mis cartas, tengo que ir y ser, dejar de plasmar mis sentimientos en papel para mostrarlos al mundo, a ti, a mí, a lo que fuimos, somos o seremos… iré.

Espero no tardar demasiado, aunque si lo hago, tampoco importa, hay tiempo.

Postescriptum:

Intenté escribir ayer, no pude, no sabía que decir ante la expectante espera.
Soy la más interesada en leer tus cartas ¿qué vendrá? ¿Qué falta por surgir en mí? ¿Me gustará el final? ¿Lo tendrán?

No tengo respuestas a nada, releo cada palabra antes escrita y me sorprenden los cambiantes momentos; las dudas, las seguridades, los temores, los desalientos, las emociones, el cansancio y mis deseos de seguir…

Te confesaré que me sorprendió reconocer confusión en ti, te percibía tan claro, tan resuelto en tus estrategias, en tus acciones… Me rio un tanto de mí, por creer que podrías pasar desapercibido todo, creer que la lucha es de una de las partes, cuando esta incluye a dos, no era congruente, lo sé.

No quiero afectarte, descubro tan claro mis contradictorios mensajes que me preocupa provocar tus dudas. Preferiría un claro silencio. ¿Cómo explicar el mensaje real? Por ahora no sé cómo hacerlo y temo que se quede así, hasta lo que mis reacciones y palabras mostraron. Alguna vez le preguntaron a Beethoven qué quería trasmitir con su música, el sólo respondió “si pudiera comunicarlo en palabras, no haría música” …no sabes como desearía poder hacer música.

Toda nueva historia implica una rendición y nos negamos humanamente a hacerlo. Creo que de ahí los internos conflictos. Pero también descubro que no es verdad, no estoy temiendo el encuentro. Visualizar el posible fin de esta historia me hace reaccionar y ver la realidad, mi realidad, lo que quiero, lo que sucede en mí y las falsas visiones que me empeño por encontrar para no reconocerte distinto a todo.


Quiero seguir, no son reales mis temores. Que cómoda postura decir “tengo miedo” o “no puedo”. “Aquello que no pueden es porque no lo quieren tanto como para poderlo” dice sabiamente uno de los santos que más humanamente viviera y que por ende alimenta mi esperanza.

Tal vez deba detener mis cartas, no han logrado trasmitir más allá de las palabras… No seré yo quien obstruya esto, lo dije tantas veces en mis cartas y triste descubro que si lo he hecho.

Sólo hazme un favor, no facilites mi huir, no lances preguntas etéreas a mi malsana retórica. De ser así, ¡Elijamos el silencio!

martes, 18 de agosto de 2009

cArta X...

¿Cómo logras esto en mí? generar necesidad y paz al mismo tiempo, no lo entiendo. Hay cierta certeza de tenerte que no me apura el tiempo, que siento cada paso y disfruto cada momento.

Esto no es normal, o no lo era. Es algo nuevo, desconocido e incontrolable en mí. No puedo más que dejarlo fluir y permitir el asombro de nuevo en mi vida. Asombro, ese que siempre he pensado tristemente perdido en nuestra época, de repente, vuelve. Siempre hay cosas nuevas y basta con estar despiertos para percibirlas. O es acaso que has venido a renovar todo, que aunque todo había sido visto, ahora toma otro color. Ahora no sólo deambulo por mi espacio, sino que lo vivo.

No tengo respuestas a ninguna de mis preguntas y no entiendo por qué no las busco, pero, por qué he de limitarme al pensamiento, a la razón, cuando el sentimiento envuelve y atrae sin necesidad de ello. Quizás es gracias a la ausencia de razones que el asombro llega y maravilla. Por qué agradecer si es mejor corresponder. Si, es cierto, pero no basta, es tanto lo que aportas que necesito agradecerte como único medio de externar mi exaltada situación, estado, modus vivendis… Gracias por el fuego. Eso explica quizás en resumidas cuentas lo que has venido a aportar, a mi o al mundo, porque lo modificas todo.

Anda, cuéntame qué pasa en ti, ojalá pueda aportarte tan altos sentimientos. Que dicha poder dar un poco de lo que recibo. Tal vez lo oculto tanto que genere dudas y conflictos en ti, me disculpo, sé que puede ser. Pero es todo, esta enmarañada cantidad de sensaciones que me hacen ocultarme al mundo como escudo a mi vulnerable estado.

¿Vulnerable? Si, lo es porque mi razón responde a mis inquisidoras dictaduras, pero mi corazón, a ese inexplorado espacio ¿cómo le direcciono?. Hay consciencia de todo, sé que estoy presente, que no hay riesgo mientras así sea, sólo haré lo que siento, lo que soy. Peligro es estar ausente, lo sé. Pero dame la oportunidad de dudar de ti un poco, quizás lo deseo sólo por demostrar a mi necedad de encontrar pruebas en tu contra, que esta vez no las hay. Así podré agradecer de una vez por todas sus servicios y no desgastar más mi tiempo en atenderle.

Vamos a esperar el veredicto…

viernes, 14 de agosto de 2009

cArta IX...

Me hablaste apresuradamente, como temiendo que tu impulso de compartirlo se extinguiera, te escuché atenta...

(texto eliminado por sugerencia del autor)

Con agrado encontré que tus horas de tranquilidad las compartiste conmigo, por lo menos en pensamiento.

Dijiste muchas cosas; deseos, conceptos, negaciones, intensiones…palabras que no repetiré por no modificar su esencia natural y por lo tanto perfecta. No permití caer en la magia de tus palabras. Te incomodaste un poco, noté impotencia en tu reacción; pensaste que no estaba entendiendo tu oferta y sólo elegiste dar tiempo para que todo fuera más claro. Yo no intente sacarte de tu error, entendí perfectamente lo que dijiste, pero tú querías que interpretara lo que no expresaste literalmente, también lo entendí, pero no acepto interpretar. No confundiré discursos, no sobrepondré mis deseos o pensamientos sobre tu libre sentimiento.

En tu claridad encontrarás la mía. Sé que es difícil, de hecho casi nunca logro expresar mis pensamientos de manera pura, caigo en el juego de la retórica y lo disfruto, pero esta vez no, no quiero un juego de palabras porque en su misma superficialidad se pierde el contenido.

No habrá prisa, tienes todo el tiempo del mundo para que tus miedos se apoderen de ti y cambies de opinión, si así lo deseas. Pero si los vences, si tu intención es constante pese a todo, sé que los dos estaremos contentos de alcanzarlo, el miedo vencido sólo evidenciará la presencia de quién sólo es capaz de romperlos… lo sabes verdad.

Te entiendo y te entenderé, pero caminaremos sobre realidades, no en fantasías, no en engañosas palabras ensalzadas.

No he de negar que mi ilusión ha despertado, que aunque me sobrepongo a interpretarte, lo hago. Hay paz en mi, felicidad, gratitud, calma y claro, miles de suposiciones del futuro. Lo disfruto en mi interior y tranquila sigo mi cotidiano caminar, es sólo la ilusión, camino para conocer lo real. Lo que resulte, será muy bien recibido. No hay condicionamientos ni prisas.

Quieres ser diferente a los miles de transeúntes de este mí andar, yo también lo quiero, por eso no voy a estropearlo, si te interpreto, si te facilito el camino, lo condiciono, sacrifico tu esencia por mi deseo y no quiero eso, te quiero a TI. Completos o no acepto falsos encantos pasajeros. Sé que también lo esperas, lo hago por mí y por ti. Sea cual sea el futuro, ganaremos con este encuentro. Disfrutemos lo que es, que de poesía e ilusiones ya he vivido mucho.

En mis interpretaciones también hay dudas, quizás son ellas las que ayudan a no aceptar precipitar las cosas. Por eso espero la claridad de tus palabras. Eso es lo que espero, encontrarás las mías. ¿Las encontrarás?

martes, 11 de agosto de 2009

cArta VIII

Has superado las expectativas. Me sorprendí cuando hiciste surgir estas cartas por evocarme a Bécquer, sin yo saber que te aventurarías a llamar a mi memoria a Shakespeare. De modo que te atreves a hacerte impredecible…

Me doy cuenta que de esas 4 iníciales cartas, pueden llegar a ser 48 sonetos, 48!! son demasiados, te das cuenta de lo que esto implicaría. Aunque he de confesar me atemoriza menos pensar en una extensa cantidad que en la infinita cifra… aunque no tengo manera ni deseo de definir lo que vendrá.

(Fragmento eliminado por la editorial, pro no corresponder con las épocas de publicación )

...sólo me sorprende tu osada azaña de recordarme tan altas letras.

Cómo te atreves a romper mis esquemas, a escribir tus propios caminos, ¿Qué no se suponía, ya todo estaba escrito? No te basta con mi nobleza de permitir recorrer los caminos pasados, con nuevas oportunidades de ser tuyos y no de otros. Cómo logras ampliar mis territorios y mostrarme los grandes espacios que aún alberga mi alma y que jamás habían sido sospechados siquiera.

¿Quién eres? Ya no me atrevo ni a definirte, a otorgarte un lugar en mi; al fin de cuentas eres tú quien rompe esquemas y va más allá de mis ofrecimientos. ¿Cómo has hecho? Qué divina voz te dicta mis refugios inexplorados, quién conduce tus acciones y palabras para mostrarme tan sorpresivamente lo que soy y que ignoraba.

¿No era yo quien tenía que presentarme, ofrecer mis mejores colores para agradarte e invitarte a mí?. Qué parte tan mía tu eres que adelantas tu paso y paciente esperas despertar a esta, la que soy y tanto miedo tengo de encontrarle. Veo un gran camino, me atemoriza recorrerlo y es tan mío, quizás por eso. Hubiera sido tan simple recorrerte, ser tu espejo y mostrar-te a mí. Pero me paralizas, no lo aceptas, ni siquiera te despierta el interés. Sabes a dónde vas y no temes lo que encuentres, será tal vez que lo conoces.

Agradezco este viaje, no es fácil a la niña temerosa emprenderlo, pero no quiere defraudar a quien en ella cree. Será lento, no quiero girar y salir corriendo antes de dar el segundo paso, pero ya estoy andando.

Lo había sugerido en algunos escritos pasados, sabía que grande era quien te hacía volver dentro de ti. Recuerdo haber enunciado la presencia del amor en quien tales acciones despertaba. Pero no era yo protagonista, sólo dejaba fluir la pluma hacia un sueño de un amor. Que SEGURO era soñar y pintar de perfección, al fin de cuentas no podía atemorizarme, era sólo eso, un deseo ilusorio de algo inencontrable… Y ahora qué quieres qué te diga, has dejado mi escritura sin palabras.

He perdido toda predicción de lo que viene, cómo poder conducir algo que has hecho surgir de lugares desconocidos para mí. Por qué no te mueves en el plano de la razón, ese que tan dominado creía tener. No te entiendo, no tengo definiciones y mira que muchas he memorizado.

¿Qué es aquello que no se define? Tengo algunas nociones de su contestación, misma que he dejado de lado por no tener que enfrentarme a Él, sin respuesta, sin control, sin falsedad. No he de negar, o más bien he de repetir, mi miedo, mi desconocida reacción, mi ignorancia del proseguir, no tengo ni siquiera forma de terminar esta carta… si yo pudiera transcribir esta ¡¿emoción?! No sé ni cómo llamar a todo lo que ahora envuelve mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi corazón…has sentido conectarse todo, tus sentidos, tus emociones, tu cuerpo, el mundo ¡¿lo has sentido?!

Si esto que en mi sucede es repetidamente surgido en otros, creo estoy en la antesala de algo magno, que al no conseguir ni los grandes eruditos enunciarlo en letras, llega a mi por la experiencia.

He leído a Bécquer, Shakespeare… incontables autores y resulta que mi admiración se ha hecho nada, tú has resultado el mejor. Cómo llamar a quien no necesitó escribir para emocionar mi alma, mi ser, ese extraño espacio que no logro ubicar pero que hace inundar todo mi cuerpo. ¡¿quién eres?! Terminaré aquí, así abruptamente… no puedo escribir lo que siento.



¡SIENTO!

viernes, 7 de agosto de 2009

CArta VII

Mi ánimo se cansa, tengo miedo. Ya no sé si dejar pasar todo, me cansa la expectativa cuando hay pocas luces de aliento. Me cuestiono mi poco deseo de lucha, mi cómodo desistir y seguir adelante, no importando lo que se pierda. Pero no encuentro aliento en ti, no pretendo crear falsas ilusiones.

Agradeceré tus cartas, las que inspiraste, pues nunca enviaste ninguna.

No CIERRO el caso, no obstaculizaré el natural ritmo, pero poco a poco veo que no existe este, que tenemos intereses distintos. No hay dolor, no hay desilusión ni hay nada en tu contra, sólo desiste mi búsqueda de ti. Serás uno más, aunque intenté contemplarte distinto.

No me gusta ser una, no me gusta los juegos y cambios de ánimo. Mi corazón antes lastimado ya no acepta un segundo plano, un sentimiento ocasional, un corazón con límites.

Sé que hay exigencias en mí, que te ha correspondido cohabitar en una etapa de temores personales, de riesgos de devaluación, de una pretensión mucho mayor, lo sé. No he sido favorecedora de tu buen ánimo, por el contrario cuestiono y exijo. Pero si tan sólo hubiera visto un interés de lucha, mi actitud pudo haber tomado confianza de abrirse plenamente, pero así no puedo.

Perdón, no quiero reclamar, no tengo motivo para hacerlo, sé que mis letras así parecen, pero es sólo un vago intento por manifestar mis temores que me llevan a este punto y hubiera deseado que así no fuera.

Eres importante para mí, formarás parte de mi limitada lista de personajes interesantes. Seremos amigos, lucharé por ello. Hoy sólo te digo que abandono la intención de comenzar una Azaña juntos, una historia que tenga por pizarra el corazón. Hoy eres libre de reír, de ser, de buscarme o de inventarme.Hoy eres como todos. Todos mis amigos claro, a los que estimo y disfruto su compañía, pero que no pueden ir más lejos que mi imagen y mi limitado actuar en sociedad.

Te despido y te doy la bienvenida, hoy cambias de papel, hoy eres nombrado, honrosamente, como un grato personaje en mi vida, con derecho de compartir momentos, sólo momentos.

La gente puede elegir y puede no elegirme, lo sé, no tienes culpas de nada. Sólo me enoja que habiendo querido elegirte, hoy desista de ti. Perdón, pero no me gusta la competencia, necesito la confianza plena, saber que lo que tengo es porque no hay lugar mejor donde pueda estar y no sólo por ocasionales encuentros. Ellos, los que llegan y se van, pueden hacerlo, pero habitan este recinto, donde hoy tomas asiento.

Buenas tardes, con permiso ¿gustas algo de tomar? Yo volveré más tarde…

Postescriptum:
Hoy forcé mi pluma, no fluyó como antes, pero quería concluir esto, no soporto la duda, prefiero descartar que vivir con el temor de querer y perder. Lo sé, es muy blanda mi lucha, debería darme pena. Y yo que hablo del amor, de esa fuerza que mueve al mundo, yo que creo dar todo por él. No soy capaz ni de enfrentar mis demonios.

Como siempre, digo adiós con un gran argumento pero una sola razón, otra vez… tengo miedo. No de ti, no de mi, tengo miedo de perder, de los otros, de mi imagen. Bah! Triste persona la mía que se alimenta de los estándares sociales, esos donde se debe tener todo lo que se quiere y por lo tanto, sólo queremos lo que ya tenemos, somos incapaces de ir por más, de luchar por algo superior, de conquistar!!!

Si sólo admitiré ser conquistada; estoy tristemente condenada a la voluntad de otros, tendré mi seguridad de haber sido deseo y lucha de alguien, pero nunca emprenderé mi lucha.

Que grande ha de ser luchar por alguien, conquistar y saber que tu AMOR es real, que entonces no hay duda, estás plena y tu duda no es duda, pues basta con amar para que el corazón esté dichoso. Ser amados atemoriza, lo sé, lo he comprobado tantas veces… ¡no es verdad! mi temor es por AMAR, no a ser amada, no me puedo seguir engañando. No si pretendo plenitud y si te pretendo a ti.

Que difícil, pero sé que es la verdad, y como todas, no siempre son dulces; pero sin duda llenan más el alma y generan algunas revoluciones, tiene que ser siempre así. Es la única manera de quitar barreras y dejar SER lo que sabemos no tiene otra salida. El ejercito opositor, somos nosotros mismos. pero irónicamente tendrá que declararse vencido por convicción; si quiere ver elevarse a la victoria a su oponente. Si quieren celebrar la GUERRA y no la derrota o triunfo de ninguno.

Mira cómo hay lucha en mí, no sé qué hacer. Tengo miedo de violentar tu paz pero también de no hacerlo y dejar pasar lo que hasta ahora, considero posible…

Hoy, no hablaremos, te dejaré tranquilo y en tu paz, tal vez esta nos falte a los dos para aclarar las dudas, para encontrar las respuestas, para completar las municiones y salir a pelear, ya veremos si contra ti o contra mí, pero habrá una lucha, estoy segura.

miércoles, 5 de agosto de 2009

cArta VI

No somos nada ¿no? entonces por qué mis celos, por qué mi no aprobación de ser una más, porqué exigir mi privilegiado lugar… hay un intrínseco deseo de exclusividad. Me cuestiono si estarás dispuesto a enfrentarlo, a vivirlo. Este es factor fundamental, sola no conseguiré mucho o tal vez sí, pero perdería sentido. Sé que podemos lograrlo, yo quiero hacerlo ¿y tú?

Me alegra que seas paciente, es justo lo que yo no soy, ese puede ser el elemento que sume a mi persona y que consiga el objetivo.

(Fragmento eliminado por la época de publicación)

Encontraste mis cartas, debiste haber sospechado su destinatario, pero al no estar seguro sólo despertó inquietud en ti. Me buscaste insistentemente, acepté tu propuesta pese a mis tareas pendientes, quería estar contigo, por qué cerrarme a ello. Había un sentimiento nuevo en ti, una actitud más natural, más abierta a mostrarte a mí. Quisiste mostrarme tu mundo o por lo menos así lo sentí y lo valoré.

Me regalaste tu lugar de paz, el momento tuvo su magia; encanto que me dio tranquilidad y emoción, lo agradecí ahí. La naturaleza mostró sus colores. Lo contemplamos, pero sin duda los dos intentamos borrar cualquier posibilidad que promoviera nuestros miedos.

Me sentía bien, contigo, sin prisas, sin planes. Se hizo de noche y se nos fue el día entre un lugar y otro… ahora siento el mensaje ¡ese es mi mensaje!. He pasado el tiempo sin decidir “mi vida” por no afectar a otros y el tiempo termina por consumirse para ambas partes.

(Fragmento eliminado por la época de publicación)

Eres inconstante, tus emociones cambian tanto como mis seguridades y miedos. Al otro día te vi y fue ahí que despertaste mis celos, era una más, no me gusta esta posición. No deseo formar parte de una lista, ser un número… por momentos sé que no lo soy, pero en otros temo estarme auto engañando y no querer ver la realidad.

Buscaré mi lugar, por ti y por mí, por no desgastarnos, por no dañar la imagen de amor que corroída se encuentra ya. No es recomendable vaciar los quedos latidos que aún el corazón lucha por dar.

Ha de latir con fuerza y constante o no hemos de fatigarlo.