miércoles, 9 de diciembre de 2009

Yo también lo creí…

Recuerdo la emoción de las navidades, todo el 24 tenía magia. Era el día más lento de todo el año, todo lo esperado por tanto tiempo; estaba a unas cuantas horas de suceder.

La posada, la familia, los regalos, el baile, los chistes, los dulces, las luces, los juegos, los abrazos, el brindis (ese día todos podíamos tomar un poco de sidra)… todo, era un gran ritual. Pero cuando este terminaba, aún faltaba lo mejor; ir a dormir y desear con toda tu emoción, que amaneciera.

Sin duda era el único día que los niños despiertan solos muy temprano y se dan el lujo de despertar a los padres con un “wow” mira papá, si me lo trajo! Recorrer el nuevo juguete de arriba abajo rápidamente, después estar listo para volver a salir. Vayamos con la abuelita a mostrar lo que nos trajo el niño Dios y ver lo que el resto de primos aporta al nuevo tesoro. Jugar todo el día en una real comunidad, todos están felices.

¿Cómo superar tal situación? ¿Qué pasaría cuando la magia desapareciera? ¿Qué sentido tendrían las navidades si ya no es urgente despertar a la siguiente mañana?

Yo también lo creí, ya no habría magia, no tendría sentido, sería una fiesta más en el año.

Un silencio atemorizante. Ver pasar los primeros años y creer que es el recuerdo lo que te mantiene gustoso. Después pasan el resto de los años, el resto hasta ahora, pero hay algo raro; con una vida adulta, sigues esperando con emoción que sea navidad, te siguen alegrando ver las casas iluminadas, te inspira un poco el escuchar villancicos por las tiendas, no sabes cómo, pero hay un amor natural que va creciendo en este tiempo dentro de ti y notas en los demás la misma magia.

SOMOS ADULTOS, ¿qué nos pasa, por qué no nos atormenta pagar los buñuelos o preparar regalos, por qué nos sigue alimentando el alma estas fechas?

¡Que no hay magia! me intentan decir que no hay magia, cuando esta se respira todo el tiempo, cuando se logra hacer a un lado la hostilidad común y se tienen deseos de compartir la felicidad. Qué acaso no es la magia de la navidad la que nos mueve, esa que prefiero llamar amor ¿No es ese el que nuevamente nos recuerda su presencia en nuestras vidas…?

No sé como será la siguiente, pero este año, espero la mejor navidad de mi vida. La de más magia que ninguna, de la carta de peticiones más larga que nunca, la de una familia expandida, la del amor fortuito, no la de la simple emoción de un nuevo juguete.

Yo también lo creí y por ello les entiendo, pero no teníamos razón. Déjense sentir y encontrarán la magia, no se ha ido, creció y nos envuelve, por eso no la ven, salgan de si, verán que ahí está.

Disfrútenla, inúndense de ella, compártanla… no repriman a su niño que está ansioso por ir a las posadas y romper piñatas. La magia no ha terminado.

Feliz Navidad.

3 comentarios:

Fafahrd dijo...

Diablos!!! Conmueves mi coraza de Scrooge y al espíritu de Grinch... tengo mis peros, pero no los pondré por escrito.
Lo bueno es que tengo varias navidades que puedo vivir :D

Ramita Diferente... dijo...

:D la navidad puede ser un tiempo de consumismo y nada más O, puedes quitar tu coraza y ver la magia que genera.
LA hay, creeme, la hay!!

Hasta al Grinch le ablandó el corazón la navidad :D

Fafahrd dijo...

:) Mmmmh, el consumismo me da igual... ya te contaré algun dia, pero en persona