miércoles, 30 de octubre de 2013

A la mayor gloria de Dios

Dr. Juan Luis Orozco S.J.
Rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO)


Agradezco de antemano la atención que brinden a este manifiesto.

El ITESO fue la casa de estudios que me formó, pero fue más allá de una  licenciatura, me enseñó a comprometerme socialmente. En su prioridad por el alumno me hizo saber que lo importante eran las personas y que del trato y ejemplo que como institución nos daban, dependería el tipo de profesionales que egresarían. Salí dispuesta a luchar por un cambio social, segura que no sería fácil, pero sabiendo que no por eso tenía que quedarme resignada. Me enseñaron a ser crítica y luchar por el bien común.

El ITESO educaba para la libertad, con todos los riesgos y dificultades que eso implicaba, pero el mensaje era claro “estaban formando a los profesionales que urgían y urgen a este país”. Hoy no encuentro aquel ITESO.

Viví varios cambios en el ITESO, pero nunca el recibí como imposición, el ITESO cumplía su palabra con el compromiso adquirido al momento de la inscripción del alumno. Mi universidad me enseñó a respetar los acuerdos que se han hecho y admiré siempre el interés por el bienestar de su comunidad. Había una responsabilidad, creo, respaldada en la filosofía jesuita de hacer las cosas “a la mayor gloria de Dios” así me  ayudaron a conocer un Dios en la tierra y con la gente,  esto cambió todo.
De ese ITESO me enorgullecí y agradecí la oportunidad de haber sido formada en la filosofía jesuita, becada y con mil esfuerzos de mis padres, pero fui afortunada. Trabajé para pagar mi financiamiento y poder entrar al posgrado, conseguí un porcentaje de beca y no dudé en volver a invertir en el ITESO.

Hoy aquí estoy, a un año de cursar la Maestría en Desarrollo Humano, por mi deseo, despertado en mis años de itesiana, de aportar algo más a la gente. Creí que no había mejor lugar que el ITESO para mostrarme la manera de hacerlo.

Volví a una universidad muy moderna, con más instalaciones y tecnologías y me alegró su evolución. Pero con mucho pesar reconozco que no encuentro el espíritu itesiano, parece que al tumbar esas cabañas feas que estaban en la ahora plaza de los 50 años o al levantar nuevos edificios, quedó enterrado el sentido humanista y social y se apostó por la materia.

En mi maestría, en este año que llevo acreditado, he tenido que aceptar una y otra vez el incumplimiento de sus propias reglas, la invalidación de los alumnos y este último “aviso” (porque fue muy clara la coordinadora que no se nos citó para consensarlo sino para avisarnos) de que el horario comprometido en la carta que se nos entregó firmada, sellada y en papel oficial de la institución “no cuenta” ya que posgrados decide “no tenemos derecho a salones los lunes”, así que el servicio que contratamos no será cumplido.

El ITESO no tiene salones para cumplir con lo que nos vendió, además tenemos que agradecer que no se nos cambiara a modalidad virtual, cuando claramente esta por escrito que el programa al que me inscribí, como el resto de mis compañeros, es presencial.  ¿Qué corresponde hacer ante la decepción de un ITESO que no está respondiendo ni a sus compromisos formales, ya no se diga a su filosofía?

¿Dónde quedó el espíritu? ¿Dónde está ese sentido crítico y de justicia que me sembró el ITESO? ¿En dónde quedó la institución formal que ya no respeta ni sus propios acuerdos firmados? ¿Es realmente una cuestión institucional?

Sé perfectamente que como cliente/usuaria tengo todo el derecho de reclamar que se cumpla con el compromiso firmado, pero amo mi casa de estudios y este escrito va mucho más allá de ese mínimo que están obligados a cumplir. Creo en el cambio social y no podemos permitir que este espíritu se pierda, tal vez las nuevas exigencias comerciales han confundido la misma misión itesiana, pero eso no impide reconocer el error y retomar el espíritu.

Me disculpo con mi alma mater por tener que buscar otros medios para ser escuchada,  pero lo hago desde mi dolor de ver perder aquello que tanto amo y que sé que este mundo lo necesita más que nunca. También escribo desde el valor y sentido de lucha que el mismo ITESO me aportó.

A la mayor gloria de Dios.
Flor Margarita García Maldonado
MDH48711

Adjunto a este documento las cartas que entregaron, tanto a mí como a mis compañeros.
·         Días y horarios de clase establecidos, sobre el cual el alumno construye su carga académica de mínimo dos materias.
·         Modalidad Presencial
·         La maestría requiere clases los lunes, porque los viernes están agendados para los intensivos.


Con base en esta información proporcionada por el ITESO hemos adquirido compromisos y rechazado otros, el ITESO y particularmente la maestría en MDH podrá hacer ltos cambios que considere pertinentes y firmar nuevos contratos con las generaciones venideras. oda institución del renombre  como lo es el ITESO, el mínimo necesario que está comprometido a brindar es el cumplimiento de sus acuerdos.

miércoles, 31 de julio de 2013

De los tiempos del "yo nunca" al "¿Cómo sería?"

30 de julio 2013

Odio dudar algo. Mi vida es de certezas, de planes a futuro, de metas a alcanzar, de rechazos instintivos, de garantías de supervivencia… pero “hoy no sé qué es esto”, en dónde estoy o si soy yo misma.

Mi vida es de dudas, de incongruencias, de miedo, mucho miedo del futuro pero a la vez una libertad extraña que empuja al vacío, a dejar que sea, a hacer que pase, si, hay que hacer que pase otra vez, aunque hoy no es que logre interpretar de la forma contraria que antes ignoré, ahora es hacer que pase de dejar pasar y de estar siendo, hoy son las dos cosas, “hoy no sé qué es esto”.

Si, lo repito, y en la repetición se afirma la realidad del discurso, según las investigaciones históricas. Así es, si más de un autor lo dice, lo dice en repetidas ocasiones o se atreve a desafiar lo “aceptado”, seguramente es porque fue cierto.

La autora soy solo yo, pero lo repito y si, no es lo que me gustaría decir. 

Entonces, “hoy no sé qué es esto”, entonces soy una duda, he echado abajo mis seguridades, me sostengo del pasado, pero es una contención sin fuerza, una contención que invita a desafiar mis barreras o tal vez, una contención figurada, inexistente.

Rechazo la posibilidad, niego todo sentimiento o no, no niego todo sentimiento, niego toda posibilidad, esa si, pero ahí es donde llega la incongruencia y con ella “la duda”. Siento – no quiero -Quiero – no siento y así sucesivamente, hasta que hay un siento – quiero – temo.

Vuelvo y siento y quiero sentir y quiero que siga siendo, entonces “no me entiendo” ¿Qué realmente quiero? Es que no sé, si fuera un "SI QUIERO" lucharía y vencería los miedos, pero no lo sé, si fuera un “NO QUIERO” ah que fácil sería, olvidar el tema, eliminar contactos y dejar pasar.Pero es que el "NO QUIERO ASI" no ayuda, es una respuesta ambigua que todo confunde, no permite nada, paraliza.

Todo pasa, todo termina, aunque también de esto tengo mis dudas… ¿por qué no ha pasado?, ¿por qué sigue siendo?, ¿de dónde se nutre?, ¿qué mantiene viva la posibilidad pese al tiempo, pese a ignorarlo, pese al no quiero?...La imposibilidad, ¿será?.

No tengo la menor idea. Aunque también me hace feliz la duda, el rompimiento de estructuras, el desafiar mis certezas y saber que nada es seguro, que nada es para siempre y que puedo trasgredir mis más altos preceptos. Es mejor no decir nunca, si así decían y ya un poco lo entiendo. También será bueno no juzgar de nada, dar opción porque el tiempo cambia las cosas,  tal vez no sea tan malo ni tan bueno, solo las cosas pasan y no, no cambian los sentimientos.  

No cambian los sentimientos y ese es el problema, aunque queramos negarlos, aunque no esté dentro del estándar que dibujamos o lo socialmente correcto. El sentimiento gana, sigue creciendo tal vez. Sea a favor o en contra, no cambia, sigue tan neutro, tan inexistente o creciendo, sigue como su origen, mantiene su esencia.  

Pero entonces ¿Qué hacemos?

Un no quiero con puntos suspensivos. Un no quiero que hoy sabe a si, un no quiero con miedo, no es como tantos dados una y otra vez.

¿Miedo de qué? De todo, de que sea, de que no, de que siga igual, de todo.

Miedo, maldito miedo o bendito, bendito cuando me avisa que pierdo algo, aunque… eso sería tristeza y yo lo que siento es miedo, miedo que avisa que tal vez no tengo elementos para enfrentarle... ¿Qué falta?.

Ya, claro, el miedo no es mío, es del contrario, del que no quiere arriesgar y perder. Aunque fuera ganar, la duda detiene y viene el miedo. Mi miedo no es mío, es tuyo y si es así, no puedo. Por eso no puedo, es más bien no quiero, así no quiero.

Mmm otra vez el miedo del otro ¿qué pasa? Qué provoca de cualquier forma el miedo, no me excluye, el elemento común soy yo, lo acepte o no, lo descubra o lo oculte. Hay miedo. ¿Qué me falta?

La duda no es en mis preceptos vitalicios, esos creo que ya fueron vulnerados. Ahora es el planteamiento de los nuevos, el "si" implica otras cosas, aunque dentro de todas está el riesgo, todo es nuevo, no sé si funcionarán, si serán mejor que los anteriores, si realmente es. En ello estoy. 

Y me han dicho que no puedo ¡que yo no puedo! Que nunca he podido, que seré incapaz de escribir un "no quiero así" claro y sin más puertas ni ventanas abiertas... No les culpo, no lo he hecho, pero no me reten, porque a veces se puede desafiar a las más grandes fuerzas de mis miedos y entonces...

Entonces No quiero, terminó...adiós.


Siempre es bueno sabernos vulnerables, solo para no caer, solo para seguir siendo inquebrantables;  tal vez para que el sentimiento no nos mate de miedo. 

miércoles, 12 de junio de 2013

Taumaturgo es el tiempo…

Y así… un día te duermes y “descansas”, despiertas y “sonríes”, sospechas “la gastritis se ha ido”, tu sonrisa “ha regresado”, sales a la calle y “respiras”… 

jueves, 6 de junio de 2013

2013...

¿Qué tienes 2013 para mí?  Te agotas sin detenerte a escribir nada

jueves, 25 de abril de 2013

¡No la chingues Pedro!

Y Pedro se puso triste… (Jn21:15-19). Yo no sé si fue su tristeza o la mía, pero me puso triste, preocupada,  reflexiva.. como queriendo retroceder el tiempo y poder hacer algo para no provocar su tristeza.

¿Pedro me amas? ¿Pedro me quieres? ¿Pedro entonces si me quieres?tres veces lo negaría, por eso tres veces quiso escuchar que si lo amaba. Pedro no sabía, pero él se adelantaba a la respuesta que llegaría.

Tal vez es que se sabe cuando se va a ser negado y por eso entonces que insistía. Cuando la respuesta es clara, entonces preguntamos como buscando otra respuesta, queriendo cambiar el futuro o negar el presente. 

Sea como sea el resultado es el mismo: "Tu te entristeces por la duda y la insistencia, yo continuo en mi pregunta porque no basta un si te quiero o un ya te dije".

Me había puesto triste  pensando en tu tristeza, me había culpado de la tristeza provocada por la insistencia y pensé “claro, que triste es que sintiendo tanto el otro no sea capaz de darse cuenta y necesite escucharlo” “claro, fue mi error, yo debía saberlo y escuchar más allá de las palabras” “claro, pobre Pedro víctima de un Jesús incapaz de percibir el amor de su amigo".

¡Claro! Todo parecía tan claro que hasta me incomodé por una comunidad atendiendo al Jesús insistente y olvidando la tristeza de Pedro… estaba a punto de escribir en su defensa, pero mis palabras se escribieron distintas al escuchar lo que mi cuerpo comenzó a sentir.

¿Quién ama más? ¿El que desespera ante la insistencia de la pregunta o el que aún sabiendo la respuesta, porque la vive y está percibiendo más allá de las palabras, aún sabiendo del  poco amor y de la negación que hay en cada acción y en cada “muestra” de afecto, sigue insistiendo deseando que el amor sea correspondido?

Es como si el deseo de amarle fuera más fuerte que la respuesta ya conocida. Era una insistencia sin dolor, pero con  un deseo profundo de escuchar esas palabras de su boca, sólo eso, un amor que sabiéndose no equilibrado, no cesa y permite que la experiencia dure lo que pueda durar. Un amor que acepta la finitud si es precisa y permite el error y arrepentimiento si este ayuda.

Entonces me pone triste tu tristeza, tu falta de coraje para vivir la realidad sin disfraces o cómodas respuestas evasoras.Tu incapacidad para mostrarlo y tu tristeza por nombrarlo.Es verdad, tal vez tampoco es ya tristeza la mía, ya no.

No estoy triste por Pedro, no acepto el descaro de su tristeza, su no querer estar realmente involucrado. Estoy más bien enojada con Pedro porque su amor no es tan grande como el de su amigo,  aún habiéndole dado las llaves, si se pudiera se las quitaba o mejor aún, nunca se las hubiera dado.

Y si siete veces le hubiera preguntado, lo menos que podría haber hecho era contestar las 7 de buen modo y procurar que cada vez la duda fuera menor por sus acciones, no que todavía se entristece. 

Ojalá su tristeza haya sido por reconocerse poca cosa, inmerecedor de tanto amor, pero aún en ese caso ¡qué cómoda postura! en lugar de hacer algo para cambiar la situación.


La tristeza me dice por lo menos un poco más, si este hubiera sido desgana o enojo, ahí si mejor luego platicamos… siempre hay casos peores. 

Sea como sea ¡No la chingues Pedro! 
Por poco y te la compro.