jueves, 21 de agosto de 2014

En 24 horas…


En 24 horas se puede dar un vuelco a la vida, subir al cielo y descender  a los infiernos. No hay nada prohibido ni planeado, sólo 1,440 minutos,  tan tuyos como del mundo y con el mundo me refiero a todos o a tan solo uno.

De esas 24 horas, de las que hablo, no puede disponer cualquiera. Hay que ganarlas, merecerlas pues, hacer todo para que el universo conspire y todo confluya en el punto de encuentro perfecto, donde las historias se escriben con el tiempo detenido, el tiempo de los otros, de los de afuera que corren y no saben que existe “esto”… la magia, la sed de vida; la necesidad de un recuerdo aún no vivido, pero en proceso.

De pocas almas he de hablar si hablo de encuentro, pero era una de esas pocas, de las que busco, sí, siempre busco… oh no, tal vez no siempre. A veces salgo a buscarlas, otras me gusta mirar de lejos, mi alma no siempre está en condiciones de exponerse, de bajar la guardia, de ser quién venza al miedo y otras veces esas almas no salen a mi encuentro.

¡Pero qué importa lo complejo de mi alma! Sucedió  y fue… no perfecto, lo perfecto es imperfecto, fue, lo llamaría, inefable, así con la extrañeza de la palabra, con toda la antesala de lo indecible, con la firme promesa que este ilusorio intento por describirlo y dejarlo para la historia, no sucederá.  Disfruto revivirlo, sentir esto que inunda mi cuerpo, que trae a mí la magia del encuentro y que ninguna palabra sería puntual a mi recuerdo.

Que ironía, esperé para decirlo, dejé que mi alma estuviera lista, clara, resuelta y emocionada (si, no siempre la emoción llega en el momento), pero no es suficiente. Por eso hoy aquí describo mi incompetencia de decirlo, mis deseos de siempre acordarme de aquello, mis intestinos hechos nudos y mi garganta en silencio, en la contemplación de un cuerpo alma, de mi estar viviendo, así, en gerundio, ese profundo ando-endo.

Así es siempre, siempre que hay magia en el encuentro. Fue, será, está siendo… quizás sólo porque así lo quiero. 

Me quedo con 1,440 minutos que duraban años, que no caben ya ni en el recuerdo. Sólo fueron “casi perfectos”, fueron nuestros

¡¿Nuestros?!

20/08/2014