miércoles, 30 de septiembre de 2009

Y es que en el epicentro, cualquier temblor es fuerte.

El temblor repentino, era nuevo, pero entendía que algo albergaba del pasado que creía vencido.

El susto en él, lo vio, pero contrario a cualquier situación similar; el miedo detectado en el otro, no le hizo sentirse superior. El miedo en él despertó el suyo propio, su cuerpo sintió flaquearse, la impositora razón le obligó a comportarse con normalidad (orden que no consiguió obedecer en totalidad, porque sus extremidades inferiores se agitaban extrañamente) fingir sobriedad e intentar distraer las miradas fue lo única defensa encontrada.

_Que fuerte, pensaba, pudo haber caído ahí, no hubiera tenido respuesta lógica para justificar su flaqueza. Su cerebro trabajaba a mil, no entendía nada.

Él, su miedo lo convirtió en molestia, enojo, enfado o cualquiera de esas reacciones que suele anteponer a cualquier deseo frustrado “Cuando la energía del deseo que se encamina hacia su realización encuentra un obstáculo, la obstrucción que éste produce genera una sobrecarga energética en ese deseo. Esta sobrecarga es lo que llamamos enojo”

_¡OBSTÁCULO, DESEO FRUSTRADO! Yo no tendría por qué ser eso, pensó ella.
Pero si este miedo sorpresivo en ella, fue resultado del que descubrió en los ojos de él… Será que su inconsciente descubrió en él ese peligro que siempre la ha hecho temblar, ese que los poetas han enunciado de mil formas y que le han agrupado en el “amor que espanta” ¿o será que amor sólo es uno y siempre espanta, obstaculiza y frustra, para hacerse así, digno únicamente de grandes vencedores?.

Que extraña situación, quiso haber detenido el mundo en ese instante hasta entender lo que en ella sucedía, sentarse y recobrar su realidad. Preguntar abiertamente por qué temblaba tan fuertemente, pero es tan orgullosa que es capaz de morir con tal de humillarlo, como dice el principito.

Siguió adelante, logró ocultar al resto la situación, pero no a ella. Se repetía constantemente en su cabeza
_¡MIEDO! Siento ¡miedo! Me genera ¡Miedo! El temblor era ¡miedo!... ¿¡MIEDO!?
Jamás pensó sentirlo de tal forma, no había nada para que así fuera.

Sabía muy bien lo que eran “maripositas en el estomago” sabía el frio que le recorría el cuerpo en esas situaciones, pero temblor de las extremidades inferiores, eso parecía ¡MIEDO¡

Consultar el diccionario psicológico, pensó _¡pronto! alguna respuesta que la sacara de su situación no controlada "El miedo es una valiosísima señal que indica una desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla".

¿Será entonces que aún le falta algo para enfrentarlo? ¿Qué podría quitarle que la hace temblar, qué poder ejerce sobre ella que teme no poder vencerle? ¿O será verdad que es su miedo el que le trasmite? Pero entonces ¿qué teme, que tiene ella que lo amenaza? ¡¿Qué oculta que pueda ser evidenciado?!...Pero lo que más le atormentaba; cómo lograr vencer a quien no quiere ver vencido, cómo aniquilar algo que desea, cómo poner punto a las letras que alimentan su alma…

Dejar las cosas al tiempo… es que este parece ser nunca demasiado, más tiempo para qué, si sólo afianzan el sentimiento, si aquel era tan débil en un principio y el tiempo sólo ha demostrado que es incapaz de aniquilarlo. Más tiempo, NO, no más por favor, no encontraría forma de vencerle entonces, no tendría forma de ocultarse cuando el temblor siga creciendo.


Y es que en el epicentro, cualquier temblor es fuerte.

Me prometí que no serías más motivo de mis letras, pero tengo que sostenerme en algo cuando mis piernas intentan flaquear, cuando mi cuerpo no sostiene tu presencia…

No voy a interpretarte, no voy a interpretarte… no lo haré, no más. Prefiero describirme, navegar en mis confusos territorios, vencerme yo antes que me venza el miedo.

Tal vez sea que no sentir nada contra ti, que seguir viéndote distinto, que el papel de indiferente me sale tan bien; que no me entiendo, que mi cuerpo tiembla por la fuerza contenida.

martes, 29 de septiembre de 2009

Y yo mi pequeño príncipe, cuánto te habré hecho llorar…

Mi corazón se encuentra reducido a su mínima capacidad, pero al mismo tiempo es como si llenara todo mi ser y quisiera salir de mi insuficiente cuerpo.

No dudo que todo conocimiento llega a nosotros cuando es necesario y por lo general llega después del sufrimiento; sólo para inundar el alma y hacernos reir con llanto y llorar a carcajadas. Sólo para decirnos animosamente AÙN ES TIEMPO y para luchar contra nuestra desalentadora voz, de: OJALÀ LO HUBIERA SABIDO en aquél momento, AHORA YA ES TARDE.

No es tarde, lo sé, nunca lo es.
 Siempre podremos ver todos los amaneceres y atardeceres que nos permitamos ver, siempre podremos cambiar la cara de la moneda para ganar al azar, pero no sé si aún es SIEMPRE.

Jamás se sintió una Flor tan comprendida, jamás había logrado comprenderse ella misma y de repente, todo es tan claro, tan evidente al corazón y no así para los ojos.

Tienes razón mi pequeño príncipe, valió la pena la domesticación y las cosas ordinarias toman irremediablemente sentido en ti.

Todo fue tan complicado, porque como todos los adultos; lo compliqué. Porque no quise detenerme a dibujar un cordero, porque no confiaba en mis capacidades artísticas y no quise asumir el riesgo.


Porque no quise domesticar al zorro, porque sabía que me haría llorar. Porque domesticar era crear lazos y esos afectan en ambos sentidos.

Perdón mi querido pequeño príncipe, no te di la oportunidad de ser domesticado por tu Flor. Te privé de la dicha de encontrarla diferente a todas porque era tuya, porque tú la habías cuidado, porque la Flor se olvidó de toser y mostrar sus pétalos vulnerables al viento. Porque la Flor no quiso ser diferente y al sentirse observada con el corazón, se perdía entre todas para no ser encontrada, para no ser responsable de ti y no fueras responsable de ella.

Gracias mi pequeño príncipe, porque has sabido mostrar en un pequeño cuento, la que soy y la que al mismo tiempo dejé de ser.

Gracias porque al final no me queda claro si soy la Flor o el Príncipe. No sé si temer a los corderos o buscar a la serpiente que me permita despojarme de esta pesada armadura y volver a MI PLANETA.

Preguntaste ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada?

Si, la respuesta es SI. Es cosa muy seria averiguar por qué lo hacemos y cosa absurda seguirlo haciendo cuando has sido tan franco en tus palabras .



TU encontraste tu Flor y yo la hice parecer un “adulto razonable”
…Si tan sólo tuviera lágrimas!

P.D. te confieso algo; soy tan débil y tan frágil y sólo tengo 4 espinas para defenderme contra todo el mundo!!!

ANTOINE DE SAINT
•Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.
•Poniéndome a su altura, les hablaba del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y mi interlocutor se quedaba muy contento de conocer a un hombre tan razonable.
•Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.
•Pero nadie le creyó a causa de su manera de vestir. Las personas mayores son así.
•Querer un cordero es prueba de que se existe
•Son así. No hay por qué guardarles rencor. Los niños deben ser muy indulgentes con las personas mayores.
•Pero nosotros, que sabemos comprender la vida, nos burlamos tranquilamente de los números
•Era una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo…"
•Es posible, en fin, que me equivoque sobre ciertos detalles muy importantes. Pero habrá que perdonármelo ya que mi amigo no me daba nunca muchas explicaciones. Me creía semejante a sí mismo y yo, desgraciadamente, no sé ver un cordero a través de una caja.
•Los baobabs, antes de crecer, son muy pequeñitos.
•tratándose de baobabs, el retraso es siempre una catástrofe
•—¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!
•Si un cordero se come los arbustos, se comerá también las flores ¿no?
•Entonces, ¿para qué le sirven las espinas?

•—¡No te creo! Las flores son débiles. Son ingenuas. Se defienden como pueden. Se creen terribles con sus espinas…
•—¡Hablas como las personas mayores!—¡Lo confundes todo…todo lo mezclas…!
•Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: "¡Yo soy un hombre serio, yo soy un hombre serio!"… Al parecer esto le llena de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!
•Y si yo sé de una flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi planeta; si yo sé que un buen día un corderillo puede aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es importante?
•—Hace millones de años que las flores tiene espinas y hace también millones de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada?
•—Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…"
•Lo tomé en mis brazos y lo mecí diciéndole: "la flor que tú quieres no corre peligro…
•Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía.
•Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor.
•pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde.
•¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.
•El principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!
•—Yo nos soy una hierba —respondió dulcemente la flor.
•"Miedo a las corrientes de aire no es una suerte para una planta —pensó el principito—. Esta flor es demasiado complicada…"
•De esta manera el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, había llegado a dudar de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia y se sentía desgraciado.
•"Yo no debía hacerle caso —me confesó un día el principito— nunca hay que hacer caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas. Mi flor embalsamaba el planeta, pero yo no sabía gozar con eso…Aquella historia de garra y tigres que tanto me molestó, hubiera debido enternecerme".
•“¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras. ¡La flor perfumaba e iluminaba mi vida y jamás debí huir de allí! ¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla".
•Y cuando regó por última vez la flor y se dispuso a ponerla al abrigo del fanal, sintió ganas de llorar.
•—Adiós —le dijo a la flor. Esta no respondió. —Adiós —repitió el principito. La flor tosió, pero no porque estuviera resfriada. —He sido una tonta —le dijo al fin la flor—. Perdóname. Procura ser feliz.
•—Sí, yo te quiero —le dijo la flor—, ha sido culpa mía que tú no lo sepas; pero eso no tiene importancia. Y tú has sido tan tonto como yo. Trata de ser feliz. . . Y suelta de una vez ese fanal; ya no lo quiero.
•—Será necesario que soporte dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas; creo que son muy hermosas. Si no ¿quién vendrá a visitarme? Tú estarás muy lejos. En cuanto a las fieras, no las temo: yo tengo mis garras.
•—Y no prolongues más tu despedida. Puesto que has decidido partir, vete de una vez. La flor no quería que la viese llorar: era tan orgullosa...
•Ignoraba que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos.
•—Exactamente. Sólo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar —continuó el rey.
•La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución.
•—Si Vuestra Majestad deseara ser obedecido puntualmente, podría dar una orden razonable.
•"No hay la menor duda de que las personas mayores son muy extrañas",
•que nunca en su vida había renunciado a una pregunta una vez que la había formulado.
•tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de las personas mayores
•—Yo —dijo aún— tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea. Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas...
•Es una ocupación muy bonita y por ser bonita es verdaderamente útil"
•Cuando quieras descansar, caminarás... y el día durará tanto tiempo cuanto quieras.
•"Es el único de quien pude haberme hecho amigo. Pero su planeta es demasiado pequeño y no hay lugar para dos..."
•—Tengo también una flor. —De las flores no tomamos nota. —¿Por qué? ¡Son lo más bonito! —Porque las flores son efímeras.
•Y el principito partió pensando en su flor.

•—Tengo problemas con una flor —dijo el principito.
•—¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece. Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.
•Y los hombres carecen de imaginación; no hacen más que repetir lo que se les dice... En mi tierra tenía una flor: hablaba siempre la primera... "
•Si ella viese todo es to, se decía el principito, se sentiría vejada, tosería muchísimo y simularía morir para escapar al ridículo. Y yo tendría que fingirle cuidados, pues sería capaz de dejarse morir verdaderamente para humillarme a mí también... "
•Comienzo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
•Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste.
•—Por favor... domestícame —le dijo.
•Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos.
•Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
•Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
•—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
•sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
•Es bueno haber tenido un amigo, aún si vamos a morir. Yo estoy muy contento de haber tenido un amigo zorro.
•—El agua puede ser buena también para el corazón...
•—Las estrellas son hermosas, por una flor que no se ve...
•—Lo que más embellece al desierto —dijo el principito— es el pozo que oculta en algún sitio...
•"lo que veo es sólo la corteza; lo más importante es invisible... "
•"Lo que más me emociona de este principito dormido es su fidelidad a una flor
•¡Comprendí entonces lo que él había buscado!
•—Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.
•Pero yo no estaba tranquilo y me acordaba del zorro. Si se deja uno domesticar, se expone a llorar un poco...
•—Cuando te hayas consolado (siempre se consuela uno) estarás contento de haberme conocido
•"Las estrellas me hacen reír siempre"
•—¿Sabes?... mi flor... soy responsable... ¡y ella es tan débil y tan inocente! Sólo tiene cuatro espinas para defenderse contra todo el mundo...
•Pero miren al cielo y pregúntense: el cordero ¿se ha comido la flor? Y veréis cómo todo cambia...
•¡Sean amables con él! Y comuníquenme rápidamente que ha regresado. ¡No me dejen tan triste!

viernes, 18 de septiembre de 2009

Certificado de NO intelectualidad

Cuando alguien trata conmigo por primera vez; cree que soy intelectual, de altos niveles de exigencia y con agudo sentido de la estética. Suelen recomendarme libros abstractos, conciertos de ópera, lugares de densa información o cualquier temática que sea asociada a “grandes pensadores”.


Me da mucha risa. Quienes me conocen, saben que soy el ente más popular que puedan encontrar. Que disfruto los tianguis, el centro, la música de banda, el mariachi y la apariencia simple alejada de las planchas y secadoras. Saben que me rio como loca ante los comentarios simples, tontos o sarcásticos. Que mi risa es tal que hace brotar mis lágrimas, que mi carcajada no es modulada en lo más mínimo. Que leo constantemente poesía o novelas; que permitan evadir mi realidad o psicología; que aporte a mi búsqueda desesperada de autoconocimiento.


Saben que me molestan los sitios VIP. Que me da lo mismo ver una película en el cine o una copia pirata en el monitor de la computadora con doblaje español. Que como carbohidratos abundantemente sin pretender ocultar un cuerpo imperfecto. Que me ridiculizo y burlo de mi misma porque me divierte divertir. Que siempre he afirmado que lo fino me saca ronchas y no lo he podido comprobar porque nunca he tenido nada con esta denominación. Que me gusta saber, sólo para poder demostrar a uno que otro ególatra que no es tan valioso como pensaba. Que me enamoran los hombres inteligentes, pero que sólo los encuentro en tal categoría cuando me hacen reír de simplezas.


Que me encanta aprender frases populares llenas de sabiduría, algunas como dichos y otras que surgen durante las pláticas que escucho en el camión, el tianguis, la calle... Que me resulta impensable gastar mis 15nas en ropa, que conservo ropa y zapatos desde los 15 años o más tiempo atrás.


Que adoro los pueblitos y sus comidas simples con tortillas recién hechas. Que odio las grandes cadenas hoteleras y me encanta viajar por carretera con limitado presupuesto. Que me vinculo entre los dos mundos sólo para favorecer una mirada objetiva y saber dónde quiero estar.

Que amo la radio por el contacto con la gente, no por la fama. Que odio la TV porque su contenido es ofensivo al intelecto de cualquier persona, no porque yo sea “culta” o “intelectual” y entrecomillo los términos; para evidenciar el sarcasmo que encierran. Que odio hacer tv porque no soporto TENER QUE SER bonita, flaca y con la ropita perfecta para poder estar a cuadro.


Que no entiendo este mundo de competencia por humillar a la mayor parte de personas. Que no soy hippie porque me falta valor para liberarme de muchas cosas superfluas que forman parte de mi vida y porque no necesitamos ser hippies para disfrutar de la vida sin caer en el juego de este mundo de estrés.



Acepto mi responsabilidad por haber intentado mostrar una imagen de niña perfecta, intelectual que saca 10`s y por haber ocultado a como diera lugar cualquier error o desconocimiento que hubiera en mi.
Los responsabilizo por creer mi imagen y no indagar en la también evidente realidad de mi simpleza.


Me gusta aprender; lo hago constantemente porque mucha ignorancia visualizo aún en mí.


Soy sólo una persona que apuesta por lo sencillo y que no pretende formar parte de los exitosos infartados. Me gusta ser rara, pero soy más común de lo que desearía. A veces desearía ser más común, pero el común no tiene tiempo para vivir.
Tengo una cuenta de ahorros en números rojos, una tarjeta de crédito con poco disponible y extrañamente, no me falta casi nada.

Es este pues, mi certificado de NO intelectualidad, así que basta de creer mi posturita de “eres inferior a mí” es un simple recurso que atemoriza y esconde el temblor de mi fragilidad.