El temblor repentino, era nuevo, pero entendía que algo albergaba del pasado que creía vencido.
El susto en él, lo vio, pero contrario a cualquier situación similar; el miedo detectado en el otro, no le hizo sentirse superior. El miedo en él despertó el suyo propio, su cuerpo sintió flaquearse, la impositora razón le obligó a comportarse con normalidad (orden que no consiguió obedecer en totalidad, porque sus extremidades inferiores se agitaban extrañamente) fingir sobriedad e intentar distraer las miradas fue lo única defensa encontrada.
_Que fuerte, pensaba, pudo haber caído ahí, no hubiera tenido respuesta lógica para justificar su flaqueza. Su cerebro trabajaba a mil, no entendía nada.
Él, su miedo lo convirtió en molestia, enojo, enfado o cualquiera de esas reacciones que suele anteponer a cualquier deseo frustrado “Cuando la energía del deseo que se encamina hacia su realización encuentra un obstáculo, la obstrucción que éste produce genera una sobrecarga energética en ese deseo. Esta sobrecarga es lo que llamamos enojo”
Él, su miedo lo convirtió en molestia, enojo, enfado o cualquiera de esas reacciones que suele anteponer a cualquier deseo frustrado “Cuando la energía del deseo que se encamina hacia su realización encuentra un obstáculo, la obstrucción que éste produce genera una sobrecarga energética en ese deseo. Esta sobrecarga es lo que llamamos enojo”
_¡OBSTÁCULO, DESEO FRUSTRADO! Yo no tendría por qué ser eso, pensó ella.
Pero si este miedo sorpresivo en ella, fue resultado del que descubrió en los ojos de él… Será que su inconsciente descubrió en él ese peligro que siempre la ha hecho temblar, ese que los poetas han enunciado de mil formas y que le han agrupado en el “amor que espanta” ¿o será que amor sólo es uno y siempre espanta, obstaculiza y frustra, para hacerse así, digno únicamente de grandes vencedores?.
Pero si este miedo sorpresivo en ella, fue resultado del que descubrió en los ojos de él… Será que su inconsciente descubrió en él ese peligro que siempre la ha hecho temblar, ese que los poetas han enunciado de mil formas y que le han agrupado en el “amor que espanta” ¿o será que amor sólo es uno y siempre espanta, obstaculiza y frustra, para hacerse así, digno únicamente de grandes vencedores?.
Que extraña situación, quiso haber detenido el mundo en ese instante hasta entender lo que en ella sucedía, sentarse y recobrar su realidad. Preguntar abiertamente por qué temblaba tan fuertemente, pero es tan orgullosa que es capaz de morir con tal de humillarlo, como dice el principito.
Siguió adelante, logró ocultar al resto la situación, pero no a ella. Se repetía constantemente en su cabeza
_¡MIEDO! Siento ¡miedo! Me genera ¡Miedo! El temblor era ¡miedo!... ¿¡MIEDO!?
Jamás pensó sentirlo de tal forma, no había nada para que así fuera.
_¡MIEDO! Siento ¡miedo! Me genera ¡Miedo! El temblor era ¡miedo!... ¿¡MIEDO!?
Jamás pensó sentirlo de tal forma, no había nada para que así fuera.
Sabía muy bien lo que eran “maripositas en el estomago” sabía el frio que le recorría el cuerpo en esas situaciones, pero temblor de las extremidades inferiores, eso parecía ¡MIEDO¡
Consultar el diccionario psicológico, pensó _¡pronto! alguna respuesta que la sacara de su situación no controlada "El miedo es una valiosísima señal que indica una desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla".
¿Será entonces que aún le falta algo para enfrentarlo? ¿Qué podría quitarle que la hace temblar, qué poder ejerce sobre ella que teme no poder vencerle? ¿O será verdad que es su miedo el que le trasmite? Pero entonces ¿qué teme, que tiene ella que lo amenaza? ¡¿Qué oculta que pueda ser evidenciado?!...Pero lo que más le atormentaba; cómo lograr vencer a quien no quiere ver vencido, cómo aniquilar algo que desea, cómo poner punto a las letras que alimentan su alma…
Dejar las cosas al tiempo… es que este parece ser nunca demasiado, más tiempo para qué, si sólo afianzan el sentimiento, si aquel era tan débil en un principio y el tiempo sólo ha demostrado que es incapaz de aniquilarlo. Más tiempo, NO, no más por favor, no encontraría forma de vencerle entonces, no tendría forma de ocultarse cuando el temblor siga creciendo.
Y es que en el epicentro, cualquier temblor es fuerte.
Me prometí que no serías más motivo de mis letras, pero tengo que sostenerme en algo cuando mis piernas intentan flaquear, cuando mi cuerpo no sostiene tu presencia…
No voy a interpretarte, no voy a interpretarte… no lo haré, no más. Prefiero describirme, navegar en mis confusos territorios, vencerme yo antes que me venza el miedo.
Tal vez sea que no sentir nada contra ti, que seguir viéndote distinto, que el papel de indiferente me sale tan bien; que no me entiendo, que mi cuerpo tiembla por la fuerza contenida.