lunes, 31 de diciembre de 2012

De tu final...

Como siempre comenzó con esperanza, deseando este fuera el mejor o mejor que el anterior, sin embargo no cumplió con lo esperado, le faltó valor, coraje o amor, pero algo le faltó.
Todo fue a menos o siempre fue menos, pero yo quise apostar. Sólo sé que al final no fue y que aunque agoniza, sólo espero el final. Que pase pronto, que se borre y no volverlo a recordar, lo que no aporta que se vaya, que termine o que sea para alguien más.
Aunque mi memoria ha borrado casi todo, siempre queda testimonio de su paso, he aquí un poco de su historia a punto de fallecer, no la guardé completa no sé por qué, pero así fue…
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  • Septiembre
  • Octubre - Arena de desierto
  • Noviembre – Arena de desierto
  • Diciembre
 
 

Al repasar los recuerdos olvidados no queda más que reconocer, como aquel cantautor que a veces escucho… “todo en ti fue naufragio”.

Ve en paz y no vuelvas, al final todo está bien...fuiste 2012, adiós.  

¿Cómo le digo al corazón lo que no siento?

19 de dic.
Siento claramente caer dentro de mi  el calor constante de la bilis, jugos gástricos o lo que sea, eso lo siento. Siento nauseas que mi experiencia me dice que es mi gastritis en grado avanzado, siento mi cerebro trabajar todo el tiempo intentando encontrar respuestas que no existen. Siento sueño porque poco duermo. Siento el dolor interno de mi tuvo torácico. Siento ganas de llorar todo el tiempo y que todo es en mi contra. Siento que la vida de repente se nubla  y me pierdo en la bruma… 

Tengo miedo de lo que no sé cómo termine superando.  Sé que se supera y eso ayuda, pero por ahora tengo dudas, muchas. Tengo urgencia de dar la vuelta a la página y escribir nuevamente otras historias, que igual pueden terminar y doler, pero quiero seguir escribiendo.

Tengo miedo de cansarme, de no querer escribir, de postergar demasiado el tiempo para cambiar de página, tengo miedo de mí, de mi miedo y sus efectos.
Siento esto, sé lo ya escrito, pero desconozco lo que no siento. Ignoro el fondo de mi ardor gastrointestinal, quiero ver el dolor de origen, pero le tengo miedo. Mis intestinos sintiendo, mi corazón pensando y mi cerebro sin saber qué hacer.
¡Ya me había pasado esto! Pero es como si se borrara, como si otra vez no hubiera respuestas y nunca lo hubiera vivido. Quiero verlo, de frente, que duela y me rasgue el alma, no importa, ese es el comienzo. Lo sé, sólo así pasa y vuelve a florecer mi alma. 

Ya quiero que pase, ya quiero ver la nada y maravillarme porque estoy sintiendo, pero aun no es el momento. Es tiempo de soportar lo que falte, de aprender del dolor, de dejar llorar al cerebro.
Si, que llore el pensamiento. Ya le encontraremos misión a los ojos, ya habrá tiempo para que ellos se maravillen de otros paisajes y lloren también, pero de esos modos cuando la emoción es vida, asombro y agradecimiento. 

Ya habrá otras historias, de esas donde el estómago digiere y deja volar mariposas, donde el corazón siente y el cerebro dice “sí” eso es lo que pienso. Ese momento llega, aunque ahorita se vea negro.

Lo mejor de la segunda muerte es que ya sabes que no mueres. Sólo se siente, pero la vida sigue latiendo, oculta al fondo de la confusión de las tripas y el corazón, pero está latiendo.

Disfrutemos este tiempo, este dolor del mundo, el mundo que me ha ofrecido todo y yo soy la que lo pierdo, me pierdo. Que Dios bendiga el dolor que siento, que él lo abrace, sí, solo así lo recuerdo y lo busco, solo así es como vuelvo y siento. 

Este es mi viaje de trenes quizás más austeros, pero tiene tal vez más que mostrarme que a otros pasajeros. 

Solo puedo bendecir esta rabia que siento ¡la siento! no la acepto, no la busco, no la espero, pero la siento. 

Estoy tan enojada que hasta el cuerpo lo rechaza. Quiero vomitar mi enojo y frustración, quiero decirle al mundo que ¡no lo merezco! aunque seguro que lo merezco, solo no me he dado cuenta, solo no he visto lo que tiene que dejar para que después lo aprecie y lo guarde como otra noche oscura que me mostró el sumidero más profundo de mi alma, ese que no está en el norte del país, sino en mis sentimientos ocultos, inexplorados e inexpertos.
No sé cuánto más duela, no sé si continuo con remedios o busco ya doctores que adormezcan el sufrimiento, pero quiero dejarlo arder, sentir por lo menos lo que siento, que no se tape, que no se oculte porque al final de cuentas ¡siento!.
Siento lo perdido, busco lo ganado y espero que todo pase y me haga crecer.  Que me muestre el mundo del dolor que necesito ver para entender al resto, un resto que no tiene lo que yo tengo.

Siento esto, bienvenido, seguiremos buscando qué más siento y a quién compartirlo sin odiar al resto, bien sabes quién es "el resto".
Que la felicidad de otros aliente la búsqueda que tengo, que no se limite ni se frustre, quiero que esta felicidad se extienda, hay suficiente, sólo hay que dejar pasar el miedo.
¡Tengo miedo! ¡Tengo coraje! ¡Tengo dolor! Y sé que muy en el fondo, todo es sentimiento.
Te de tila para mis nervios, omeprazol para este ardor y amigos, amidos para el corazón, no tengo otro remedio.

 P.D. Ud. Disculpe la redacción, a un poeta hay que creerle cuando escriba en prosa y mala dice Becquer, porque es cuando está sintiendo y yo SIENTO.

viernes, 7 de septiembre de 2012

un nuevo yo...

Intentaré hablar de lo que aún no emerge, que espero y desconozco, pero que me inquieta saber ¿cómo será?
¿Para quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? Y todas esas preguntas que pudieran ser dignas de la PGR, no importan demasiado, el objetivo es llegar y luego… luego vivir, dejarlo fluir, volvernos a  apropiar de ese nuevo yo que permanecía dormido o que tal vea se construyó en últimas fechas.
Para ser nuevo tendría que ser creado, pero no estoy segura de eso, no sé en dónde quedaría todo el pasado. Prefiero pensar que este nuevo yo se estaba formando y por lo tanto ni puede prescindir de lo pasado, ni será necesario repetirlo en un futuro. Será nuevo como nueva será su historia, esa que desconocemos, pero será. Esa que tal vez sea muy distinta a la esperada, pero tendrá que conocerse y auto explorarse para ser más plena y para sobre vivir.
Este nuevo yo se construye, aun con mucha incertidumbre, aún con esa duda de quien ignora si podrá llegar. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? O ¿para qué? No me importan y pensándolo bien, tampoco importa el ¿cómo será?, no me hará falta salvo en las noches de ansiedad en que quiero saberlo todo y exijo respuestas que de cualquier manera, no se darán. Por eso no me importa, importa lo real, lo demás topará en chocolates y harinas que intentarán llenar un vacío de respuestas, pero insisto, de cualquier forma “no se darán”_ ¿insisto o insistes?, disculpa, no lo pude evitar.
Hay un mundo por descubrir, un nuevo yo que se forja y que como hoy, vivirá, sufrirá y sonreirá, eso nunca cambia, lo que cambia es el fondo, las formas y esos otros en quien confiar. Lo demás será igual. Los nuevos yo se forman, los formaremos y luego se han de encontrar.
Que la gastritis soporte esas noches de ansiedad, que mi fe se preste firme y mi alma no se canse de buscar.
Al nuevo yo hay que quererlo sin preguntas y aceptarnos sin respuestas, de cualquier forma, sólo así será.

jueves, 19 de julio de 2012

Llegamos a un acuerdo...

Y llegamos a un acuerdo, no lo consulté contigo, tú no te enteraste pero lo hemos acordado. Haremos lo que yo quiero, como tú quieras.
Yo te quiero a ti, conmigo y sin reservas. Tú quieres la libertad, que en palabras llanas es requisito para que el amor exista. No hay términos oficiales, no hay palabras que describan, hay una mirada que promete, que siente y comunica lo que no dices, pero lo gritas.
Hacer lo que yo quiero como tu digas… ¡que decisión tan ilusa! Perder orgullos y poderío, aceptar a otro en nuestras vidas, ¡va!. No va con nuestras formas y teorías, pero hacer lo que tú quieres como yo digo tampoco estaría mal, sería lo mismo. Amar y que me ames, compartir dos vidas, sin dejar de ser uno, sin perder tu chispa  o la mía… No es tan descabellado, aunque tema a la teoría.
Aceptar al otro, compartir más no aniquilar. Puede que tengas razón, acepto esta osadía.

Que me perdone mi Dios o que nos premie la vida.

miércoles, 4 de julio de 2012

Lo mató el gobierno

Lo mató el gobierno, fue su respuesta con gran resignación aparente y un dolor oculto que no lo dice, pero lo siente, SE SIENTE. Se ve en sus ojos, en su alma apagada y mutilada de esperanza. Ese México de hace 80 años, el que gracias a Dios y tantos que no bajaron la cabeza ante unos cuantos, no nos tocó vivir. Ese México lo sufrí en sus ojos, en su mirada distante y su voz baja, sólo compartió un recuerdo, sólo una sobremesa más, pero me dolió el alma.

“Lo mató el gobierno” esa frasecita me caló los huesos, no termina de entender “quién” era el gobierno, no tenía ni nombre, eran LOS POBRES y EL GOBIERNO. El gobierno manda, los pobres aceptan sin protestar o también “los mata el gobierno”. Ella platicaba que su tío defendió SUS TIERRAS ¡por eso lo mató el gobierno! Su papá salió corriendo, ahí dejó el arado y dejó el sustento, aún lo persiguieron, ella iba a buscarlo cuando supieron que al tío lo mató el gobierno, se encontraron todos; los hijos, el padre y el maldito gobierno, ya no los mataron, tampoco hubo pa seguir comiendo.
“Lo mató el gobierno” ¡a estas alturas, aquella niña de ya 82 años, no le queda claro que tenía derechos, ni quién era el gobierno! Le dije ¿¡abuelita!, cómo que lo mató el gobierno?
 Ya no dije más, ya ese era pasado, ya no iba a remover el dolor de aquel maldito gobierno. Creí que era pasado. Vivo un campo que es próspero, las tierras están con sus dueños, el gobierno apoya al que lucha para seguir creciendo, las familias tienen mucho más para comer, los hijos estudian y por lo tanto, creí que ¡el pueblo iba a defender al pueblo!
Otra vez ganó “el gobierno” y no tengo palabras, no te entiendo México… hay mucho dolor, hay desconcierto. Lloro por México, por el campo del que vive el pueblo, porque me quedé callada y no les recordé que “lo mató el gobierno”
¿Cómo te educo México? ¿Cómo hago para abrir tus ojos, para que defiendas tus derechos? ¿Cómo te dignifico? ¿Cómo te hago saber que vales mucho, que no tengas miedo?
Fui a educación privada aún sin tener dinero, a mi me enseñaron que no había impedimentos. No había ricos y pobres, había que luchar y conquistar los retos. A mi me enseñaron ¿Cómo le enseño a México?
Me duele el alma, no sé hasta cuándo seguirá doliendo. El llanto no ayuda, pero no puedo contenerlo. Hace falta el coraje para seguir luchando, para que el miedo no paralice, para no aceptar que a nuestros sueños “los mató el gobierno”.

miércoles, 6 de junio de 2012

...


No todo lo que se escribe es para publicarse… guardaré lo escrito y publicaré el recuerdo.

viernes, 11 de mayo de 2012

Amorosas crueldades

Gabriel Celaya lo enunció en algún momento y hoy lo cito porque no quiero hablar en propia voz, porque tal vez será más sencillo hablar de otros y sus afectos.
Cuando el decir es amplio y el actuar muy poco, Celaya lo detestó y nombró “amorosas crueldades” cuando el decir es nulo y el actuar muy poco… ¿cómo le nombraría?

Cuando te quedas en las crueldades, cuando no hay luz ni camino para dar un paso, para seguir luchando… entonces ¿Qué queda? ¿Entonces qué hacemos?

Cuando la resolución es NADA…terminó el intento.


viernes, 13 de abril de 2012

Él...

Él, el de los paladares exquisitos, el que no debe tomarse ni a prisa porque quema, ni lento porque se enfría… Él, de difícil venta y sofisticado saborear… Él, que alimentó mis versos y fortaleció mis tardes… Él, único pero más cruel vicio…Él, que poco a poco se apodera de mi y controla o detona mis ansiedades… Él, que se mezcla entre mi llanto o arranca carcajadas…Él, que me da templanza en invierno o primavera.

Él, de altura de montaña y una fuerza como mares… Él, que se ha vuelto parte de mis días y pago el precio de tenerle; porque perderle es error y creo es imposible…

Él, que se parece en algo a ti, pero que nunca te iguala ni sustituye… Él y yo, en espera de emprender nuevas noches de sobrevivencia y preguntas… Él, que me destruye de apoco, pero TÚ lo superas en todo, en t o d o.

Él, aunque… desearía hablar de ti.

sábado, 3 de marzo de 2012

Aprendí que...


Aprendí que un chingo es mucho más de mis límites. Que la vida nunca nos da lo que pedimos, pero siempre lo que buscamos. Aprendí que lo simple puede ser aún más complejo. Que decir mucho puede ser poco y el silencio guarda en él la grandeza del misterio. Que no se quiere más ni menos, sólo diferente. Que la libertad es la cárcel de uno mismo. Que uno mismo bien puede ser dos cuando se ama. Que los miedos nos limitan y la verdad nos hace libres.
Aprendí que…
No, no  he aprendido.

viernes, 17 de febrero de 2012

Sueños que se van…

No sabes si es por soñador o regalo de Dios, pero un día llega y dudas merecerlo. Pero poco a poco se afianza y lo ves tan tuyo que asumes que por fin es realidad, aunque en tu interior hay miedo, no dejas de pensar que se va a terminar, que lo verás esfumarse y no sabrás los por qués, sólo recuerdas que así es, todo se acaba, nada parece habitar el mundo real, nada que sea movido por tus sueños, nada que esperes con ansias, nada que valga parece verdad.

Nunca creí soltar lo que es tan mio, lo que tanto me costó encontrar, nunca me culpé tan fuerte por no querer arriesgar, aunque tampoco sé si lo correcto es aceptar y crear un paisaje de lo no real, de lo que se muere y revive por ratos o por azar. No lo sé, es mi mejor respuesta pero decidí poner final, tal vez por error, por miedo o porque mi alma reclama que enfrente a la vida que no la deje pasar, que afiance el amor, el dolor… el final. Un final es mejor que una duda, que mi constante pensar. Cuando hay duda no hay duda me dijo un alguien que “sin duda” enfrentó la vida y no la dejó pasar.

El dolor, la culpa y responsabilidad, serán mias, asumo que existan, de alguna forma lo busqué y sabía que lo iba a encontrar. El dolor aparece cuando la vida es cobarde y prefiere no arriesgar, o arriesgar poco o dejar las cosas pasar. Él dolor me corresponde, no hay duda, soy cobarde y lo dejé pasar, no supe afianzarlo, sólo aprendí a soñar.

¿Qué falta a mi vida? ¿qué debo aprender a enfrentar? Cada dolor trae llanto y el llanto soledad, pero al final se aprende, se vuelve sal y brinda sabor a la vida, nos enseña cómo caminar. Cuánto dolor, cuánto llanto, cuántos errores más habrá que cometer para dejar de soñar, para verte reir, para saber que aún estás.

Del dolor más grande, el menos comprensible porque yo fui quien lo vino a causar. El dolor que nos libera y nos  invita a arriesgar para no perder de nuevo, para no sólo esperar.
Seas tu o sea yo, los sueños son sueños y siempre se van.

sábado, 14 de enero de 2012

Otra vez...

Fui yo la primera en pensarlo, "otra vez" …las mismas señales, los mensajes obvios y mi no querer enfrentarlo. Preguntar y encontrar respuestas ambiguas, indefinidas y un todo está bien final, aunque el alma pidiera más, aunque supiera que esto era un final.

No quería, pensaba el “otra vez” y me negaba a hacerlo presente, quería luchar, hacerlo distinto, que no hubiera otras veces, pero estaba ahí y mi consciencia me obligaba a aceptarlo, me exigía no ser egoísta y soltar lo que no era ni será mio, lo que estaba matando por pretender no herir…

Llorar otra vez y volver a sentir, saber que se iba a quien tanto busqué, pero no supe tener. Dejar pasar y dejar ir, aquello que lejos de felicidad, encontró en mi un fin. No quería, no quiero y me revuelco en pensamientos, en querer volver y buscar lo que tanto quiero, pero  no es para mí.
No estaremos más, aunque estaremos, no será fácil, pero será mejor. No, no es otra vez, esta vez es distinta, esta vez soy yo quien decide y deja libre, en un acto de amor superior, de no necesitar poseer y querer el bien mayor. Tanto hubiera querido que fuera posible y evitar este dolor y las lágrimas contra mi, por ser yo quien diga no y deje pasar. Yo que tanto detesté los "actos de amor" y que asumí cobardes...yo, no sé si hoy lo soy.
Perdón a la vida por emboscarme y obligarme a vivir así, sin tí. Aunque quiera lo contrario, pero no encuentre lo mismo al verte, cuando logro que sea así. Del mayor acto de amor y no, has de saber que no es otra vez, es la primera y no es por mí.
No hay culpables, de haberlo no serías tú. Es mi vida que me obliga a andar sin ti, porque no genero lo que te hace feliz, porque no quiero verte morir. De tu libertad he de estar absorta cuando te vea por ahí. Odio pensar siquiera en otra que pueda tenerte al fin, no quiero, pero esta vez no es por mi.
Anda, bien, no pienses que es por ti, no es tu culpa, jamás lo pensé así. Son mis miedos, si así quieres, o mis ganas de un mundo feliz.
Asumo riesgos y responsabilidades, esta vez es por mi, pero soy victima y victimario, el dolor que quede en mi.

lunes, 9 de enero de 2012

Hay dias...

Hay días en que me cuestiono y otros que me condenan. La condena es a perderte, a dejarte pasar y no llegar al fin. Cuando el fin se visualiza, tiemblo, quiero regresar, busco abrigo pero no lo encuentro; tu sólo das la vuelta y me condenas a morir en mi incertidumbre, a cuestionarme en soledad…


Hay días… eso quiero pensar.

Ojalá que aún haya días y no sea esto un final.