viernes, 15 de julio de 2011

Cáncer en el corazón

De aquella cardioesclerosis han habido algunas recaídas, su tratamiento oportuno salvó mi vida, pero no pudo impedir el nuevo diagnóstico.

Cuando el universo conspira y se nace con esta tendencia, todas las células son inundadas. Se van fortaleciendo con el tiempo, hasta que el diagnóstico es infalible. Después de tantos tratamientos sin acertar cuál era la real enfermedad y de analizar cada célula de mi ser; mi inseparable doctor me dijo:

_Te tengo noticias, buenas o malas, según como quieras verlas.

Estos años de estar monitoreando tu salud y cada uno de los análisis realizados, hoy nos han permitido tener claro tu padecimiento. Como habíamos platicado, efectivamente es por cuestiones congénitas. Desde tu nacimiento ya estabas programada para enfrentar esta situación tarde que temprano.  De hecho, por todo el historial clínico, realmente tus síntomas se manifestaron muy pronto, desde aquellos primero malestares de tus siete años, sólo que en ese entonces, los consideramos sin importancia porque era la primera vez y no sabíamos que se repetirían con tanta frecuencia, ni que serían tan similares entre uno y otro.

No quiero asustarte, te noto atónita, me recuerdas aquella cardioesclerosis, nuevamente te has quedado sin palabras.

_No doctor, estoy bien, usted mejor que nadie sabe que los hospitales y nuevos diagnósticos ya son parte de mi cotidiana vida, más bien estoy… expectante. Quiero dejarlo terminar para saber de una vez por todas, las novedades que guarda para mí la vida.

_Muy bien, me alegro que así sea.

Pues bien, la primer manifestación fue a los 7 años, el tiempo y tu juventud hicieron que pasara sin mayor problema, después tuvimos aquella extraña recaída de los 18, caso muy normal por tratarse de un cambio físico y mental que provoca que tus células se desconcertaran un poco, tus cuatro meses de atención fortalecieron tus defensas, fue una lástima que le abandonaras sin mayor razón, pero entiendo que fue una decisión sin mayores fundamentos, propia de tu inexperiencia, creyendo escapar del dolor y los riesgos.

Reconozco que aquí debimos habernos alertado, había elementos para reconocer los síntomas, pero un poco de tu terquedad y mi respeto a tus decisiones; impidió que realizáramos el estudio hasta sus últimos resultados.

_El doctor dio vuelta al expediente y siguió leyendo, en algunas cosas sonreía y movía la cabeza, aunque no daba mayor importancia, después, se detuvo.

_ A ver… aquí hay otra señal ignorada: 2006, a tus 21 una recaída que parece haber sido la más agresiva, esto se da sólo cuando tu o tus células,  se empeña en provocar un tanto a este padecimiento. Nuevamente fue en situación de cambios, al parecer tu padecimiento se acentúa en momentos de crisis, esto tendrás que tenerlo muy en cuenta si no quieres ser vulnerable.

Reconozco que tus células son frágiles a las recaídas, pero fuertes ante el carcoma.

Esta, aunque parecía la recaída más peligrosa, fue superada con inusitada rapidez.

_Levantó la cara y mostró una amplia sonrisa entre admiración y orgullo, como si se embelesara por el coraje de mis células.  Después volvió los ojos a la tabla que sostenía aquel largo historial de 26 años de vida.

_continúo consultando esa tablilla que parecía resguardar mi historia de vida.

_Mmm… aquí fue, aquí tus células te traicionaron o simplemente se dejaron seducir por su naturaleza y el destino que se había escrito en su ADN, ¡2007!

_Se frotó la barbilla como intentando sacar mayores conclusiones, para luego continuar hablando para sí mismo

_ Crisis, estrés, cambios, contradicciones, cortisol y dopamina... un tanto extraño para cualquiera, no tanto siendo tu.

_ Levantó la mirada y con voz enérgica se dirigió a mi

_Pues claro, esto para mi debió haber sido tan obvio que no sé si disculparme por mi negligencia o culparte por distraerme tan bien para salirte con tu decisión de recaer como vicio, como si en esto encontraras algún tipo de placer. ¡No lo sé!

_ Yo lo miraba absorta, finalmente estaba frente al monólogo de mi doctor, así era como él se respondía sus diagnósticos.

_Ante mi hermetismo, continuó

_Aquí, tu manipuladora forma de convivir con tus células dio rienda suelta y mandó de vacaciones al sistema inmunológico. Favoreciste las condiciones, disimulaste los síntomas hasta estar segura de estarlo padeciendo. Confabulaste con tu código genético y cumplieron su cometido. Y lo peor de todo es que tu estado mejoró. ¡Insólito!

Pues bien, afortunadamente, tu congénita tendencia es a padecerlo pero benignamente, por eso es que advertí que podrían ser buenas o malas noticias, según tu parecer.

Entraré en materia para que nos vayamos entendiendo:

La transformación maligna de las células normales consiste en la adquisición progresiva de una serie de cambios genéticos específicos que actúan desobedeciendo los fuertes mecanismos antitumorales que existen en todas las células normales. _ Aquí sonrió otra vez, tal vez con su última palabra encontró respuesta el mismo, movió la cabeza y dijo:

_Claro, esto sólo ocurriría en las células NORMALES

_ Recalcó su frase como si ahí habitara el misterio.

Enfin _continuó mi doctor_ Estos mecanismos incluyen:
* La regulación de la transducción de señales.
* La diferenciación celular.

Aspectos que me queda claro, ni tus células ni tú, están interesadas en acatar. “La transducción de señales”, vuelvo a los mismo,  ni tus células ni tú por lo visto están interesadas en aportan un tantito para que así sea y la "diferenciación celular" lejos de ayudar a separar y evitar los males, ¡parece que les atrae misteriosamente!

_Dejó el expediente en el escritorio, cruzó los brazos, se reclinó un poco sobre su silla y me dijo:

_No sé si sepas mas o menos de qué te hablo, pero te lo diré claramente. Estos trastornos celulares son conocidos como “cáncer”.

_No sé si hubo una pausa o yo sentí que el mundo se había detenido, después de un rato comencé a escuchar alguna voz a lo lejos y poco a poco volví a estar en ese consultorio. Sentada, frente a mi doctor y con actitud despreocupada; aunque ya para este momento, era más forzada para intentar guardar las apariencias, en verdad necesitaba escuchar más, así que pedí al doctor que se explicara mejor.

_Si, lo tuyo es cáncer. Como sabrás, hay apariciones benignas y malignas, he de reconocer en que tus constantes cuadros, sólo el más fugaz pintaba para volverse agresivo, pero tu sabia naturaleza supo responder en su contra.

Continuaré explicando un poco más de la enfermedad, si me permites.

El cáncer, se clasifica según el tejido a partir del cual las células cancerosas se originan. En tu caso lo positivo fue que se originó en el corazón. El corazón no multiplica sus células, finalmente sólo bombea y mal aconseja a quien se deja _ lo dijo con un poco de ironía para conmigo y con una sonrisa medio dibujada, continuò.

Tu cáncer está ahí, enraizado por alguna razón, en tu corazón, pero es benigno y no hay riesgo de que haga daño, porque tus células se limitarán a cumplir su función de alimentar tu vida.
No es conveniente intentar arrancarlo, sería peligroso y se podría hacer daño al corazón, sólo nos servirá para entender algunas reacciones en tu cuerpo, ciertas atracciones aparentemente sin razón hacia este padecimiento y nada más.

De aquí se explica tu intento de recaída en 2009, pero ahí la prueba de tu afán por disfrutar del peligro. Tienes un nivel de placer un tanto extremo, ¿no crees?

_Sonreí y de alguna manera venían a mi muchas respuestas que preocupaban mi vida. Mientras mi inconsciente se tranquilizaba, voces en mi cabeza repetían como intentando alarmarme “Cancer en el corazón” pero lo cierto era que ante un diagnóstico, por tanto tiempo buscado, me sentía liberada. Como si todo fuera a ir bien, como aceptando esta naturaleza de mi ser y haciendo las paces con mis células rebeldes, aunque siempre fieles a su ama. 

Por fin hablé:

_Después de todo no es tan malo ¿no doctor?. Tenemos una razón a mis males y con esto, las respuestas para enfrentar lo que venga, que de acuerdo a mi historial, que tan puntualmente fue recordando, me atrevería a asegurar que se seguirá repitiendo. 

_Aquí me interrumpió el doctor

_Mmmm no, además de todo lo benigno de tu padecimiento, está en que por haber detonado hace 4 años, lo más probable es que en este tiempo tu cuerpo ha creado las defensas y ha ido debilitando a estas células rebeldes, por lo que de acuerdo a las investigaciones, tu vulnerabilidad al cáncer, terminará a más tardar en un año.

Son sólo 5 años los que monitoreamos a los pacientes y esto sólo para garantizar que no recaigan, puesto que tu salud parece hoy estar tan bien, ya puedes ir despidiendo tu cáncer. Aunque bueno, conociéndote, te empeñarás en retenerle, eres necia como tus células.

De cualquier manera, este cáncer en el corazón, es el que te ha hecho seguir viviendo. De aquella falsa cardioesclerosis, lo mejor fue que te sometiste al tratamiento y hoy sabemos que tu corazón no sufría por dureza, sino por su obstinado empeño en seguir creciendo.

No lo quitaremos, no se irá, pero tu seguirás viviendo. ¡Cáncer en tu corazón! Es extraño, pero cuando sucede, es conveniente conocerlo. Mira, al final jugó con todos, se disfrazó de mil formas y no era más que un corazón ensanchado.

Deja que tus células decidan si eliminan o conservan a su fiel compañero. ¿no?

_asentí con la cabeza, le di la mano al ponerme de pié y respondí

_El Tiempo… que defina el tiempo.


Notas del autor:

Ningún médico puede estar completamente seguro de que el paciente que atiende se vaya a curar. Las posibilidades de una persona dependen primordialmente, de lo temprano que se haya descubierto la enfermedad, pero también del tipo de cáncer, pues algunos son más agresivos que otros. Otro factor que interviene es la condición física del paciente; es muy importante que su forma física sea buena, y la disposición hacia su enfermedad, ya que debe afrontarla y ayudar con su estado de ánimo a curarla.

Antecedentes:


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