Intentaré hablar de lo que aún no emerge, que espero y
desconozco, pero que me inquieta saber ¿cómo será?
¿Para quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? Y todas esas preguntas que
pudieran ser dignas de la PGR, no importan demasiado, el objetivo es llegar y
luego… luego vivir, dejarlo fluir, volvernos a
apropiar de ese nuevo yo que permanecía dormido o que tal vea se
construyó en últimas fechas.
Para ser nuevo tendría que ser creado, pero no estoy segura
de eso, no sé en dónde quedaría todo el pasado. Prefiero pensar que este nuevo
yo se estaba formando y por lo tanto ni puede prescindir de lo pasado, ni será
necesario repetirlo en un futuro. Será nuevo como nueva será su historia, esa
que desconocemos, pero será. Esa que tal vez sea muy distinta a la esperada,
pero tendrá que conocerse y auto explorarse para ser más plena y para sobre
vivir.
Este nuevo yo se construye, aun con mucha incertidumbre, aún
con esa duda de quien ignora si podrá llegar. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? O ¿para
qué? No me importan y pensándolo bien, tampoco importa el ¿cómo será?, no me
hará falta salvo en las noches de ansiedad en que quiero saberlo todo y exijo
respuestas que de cualquier manera, no se darán. Por eso no me importa, importa
lo real, lo demás topará en chocolates y harinas que intentarán llenar un vacío
de respuestas, pero insisto, de cualquier forma “no se darán”_ ¿insisto o
insistes?, disculpa, no lo pude evitar.
Hay un mundo por descubrir, un nuevo yo que se forja y que
como hoy, vivirá, sufrirá y sonreirá, eso nunca cambia, lo que cambia es el
fondo, las formas y esos otros en quien confiar. Lo demás será igual. Los nuevos
yo se forman, los formaremos y luego se han de encontrar.
Que la gastritis soporte esas noches de ansiedad, que mi fe
se preste firme y mi alma no se canse de buscar.
Al nuevo yo hay que quererlo sin preguntas y aceptarnos sin
respuestas, de cualquier forma, sólo así será.