miércoles, 28 de abril de 2010

Para compensarte…

No te conozco, imaginé sobre ti…tanta ilusión me hizo creer que te encontraba. Y hoy, aún sin conocerte, siento la nostalgia de saber que no eras, que no nos hemos visto, que sigo imaginando tanto de tí, que cada vez eres más grande y lejano y… no sé cómo encontrarte, en dónde te busco o si no se trata de buscarte, pero entonces ¿cómo hallarte?

Me siento tan en deuda, sabiendo que di tan poco y creí que eso era darse; por los que no luché, por los que nunca amé. Era una vana caricatura de satisfacer mis necesidades, de sentirme protegida, de admirar a alguien, pero no eras tú. Jamás me preocupé por aportarles, por sembrar un poco y no utilizarles. ¿Qué hice con el amor reprimido? ¿Dónde está? ¿Por qué no existió? ¿Quiénes son ellos?

¿Por qué no he sabido encontrarte? ¿Por qué mi indiferencia o mi posesiva razón? ¿Por qué mi ilógica historia de amor? ¿Por qué la vida sucedía aún sin color? ¿Por qué la perfección? ¿Por qué confundí todo y en ti nunca me fundí? ¿Por qué y por qué?

No lo entiendo ¿en dónde estoy? sí, yo, esa otra parte de mí que me hace falta. Esa otra parte que está completa, como lo está esta primera, pero que inexplicablemente es incompleta, no es el todo, no está plena. Esa otra parte que se comparte sin debilitarse. Esa otra parte que crece cuando se divide y nace sin escaparates.

Esa otra parte que creí encontrarle y no había ni de qué hablarle, que no crecía, que era desgastarle y que ¡no dolía verle terminarse!.

La otra parte, que creí encontrarle. No era nada, sólo quería amarle, pero no podía, no tenía qué darle. No éramos dos, ni éramos uno; éramos un espacio que quería llenarse. Y es que a la ausencia no hay quien pueda sumarle, no estaba presente, tenía que encontrarme… me duele haber restado a tu vida y no darte, esta que ahora soy, pero no es de nadie.

Te pido perdón, no quería dañarte. Quisiera decirte que nunca es tan tarde, que confíes en tí, que vas a encontrarle. No era yo la chica que habría de sumarte. Pero en el amor, no importa si es tarde, el alma se crece y comienza a agregarle, horas a los días y en vez de espantarte; tendrás el deseo de más para darle, sentirás sublime tu cuerpo que late y sabrás entonces que no supe darte, lo que tu buscabas, porque no era nadie.

Nadie que aportara, nadie para amarte. Era sólo esa; la niña cobarde...que pensó encontrarte.

Más bastaba entonces con querer culparte; porque no la amabas, por querer marcharte, porque el corazón quería arrancarse, por miedo tal vez de saber que nadie, ni antes ni ahora, podrían amarle.

Luego comprendí, lo que no explicaste; no existía mujer a quien poder amarle. Era yo una niña, la niña cobarde, que unos días soñó que el corazón late, con una caricia o tal vez besarle. Pero nunca supo todo lo que es darse, dar la vida misma por aquel que vale. Darse por completo sin poder restarle, ninguna alegría hasta al más cobarde…

Este era el amor, tardé en encontrarle, pero hoy que existe ¿cómo limitarle? a una persona, sería muy cobarde. Se ama a todo en uno, porque el mundo vale, en ti lo encontré, más falta encontrarte.

El amor ya es uno y hoy quiero darte, este amor que tengo, que siento y que arde. Ya no acepta más la niña cobarde, de ilusiones rosas o llantos de tarde. No quiere poemas, ni flores como antes, es feliz sabiendo que ha de encontrarte, que no puedes irte, que no ha de buscarte, porque tu ya existes, sólo ha de esperarte.

Encontrarte en todo y luego… mirarte, saber que tú eres y que nunca es tarde, que amo la vida, la vida que late, la vida que es tuya, que no puedo darte, pero que con gusto he de acompañarte.

Contarte la historia de mi amor de tarde, que nubló mi vista cuando creí ayarle. Pero cuando ahora recuerdo esa tarde, sé eran más mis ganas, mis ganas de hallarte. Nunca estuve plena, ¿qué podría yo darle? era la esperanza de poder llenarme, ese no era amor, ese no era nadie, aunque me atormente decirme “no amaste”, era sólo un sueño, bastó despertarme.

Y de mi pasado quisiera contarte, cada palabrita que esperé a contarte. Darte cada beso que no pude darte, esperar que rías, rías para amarte. Y jamás decirnos reclamos cobardes, que al final la vida ha de compensarte, todo amor que antes, nunca supe darte.

Te amo como nunca, te amo como nadie, amo a todo el mundo porque nunca es tarde. Y ahora pretendo, contar o contarte, que no importa nada, cuando aquella tarde, pediste ser novios y soñé en casarme. Torpe niña linda que quería brindarte, una vida plena, sin saber besarte. Que perdió su vida, que vio desgarrarse, su sueño de niña, su amor disfrazarse, de aquella ilusión de un día casarse, con el guapo aquel que iba a rescatarle, en grande corcel con trajes y pajes.

Pobre niña linda, no quería asustarse, pero no sabía cómo comportarse. Si el amor se acaba ¿dónde ha de comprarse? Era muy poquito, temía se acabase y lo vio extinguirse sin ella explicarse, dónde estaba todo ¿por qué ha de acabarse? si estaba guardado bajo muchas llaves.

Era sólo tuyo, tuyo y tan de nadie. Por qué nadie dijo, que tenía que darse, que de lo contrario éste iba a acabarse, que era necesario arriesgar, quebrarse; para convertirse en amor durable, de dolor y lucha, de risas y bailes o en corazón roto para restaurarle, para que mi amor pudiera curarte, todas tu heridas, en lugar de darte, grandes comentarios que a más de cansarte, opacaron todo, no supe escucharte.

Me oculté ante tí ¡fui yo tan cobarde! Faltó confesar, ese amor tan tuyo que deseaba darse, que esperaba ansioso de mí liberarse.

No es culpa de nadie, nadie puede hallarle, se perdió en el viento, aún puedo escucharle. Pero busca ahora, corazón no tardes, esa parte linda donde pueda estarse, donde no le falta nada para darse, ni amor ni el temor, aunque superable, porque estoy segura, hoy mejor que nadie, que vencerá el miedo, que sabrá entregarse. Que no acepta ya, rupturas cobardes. Que no puede más éste ocultarse, que está pleno y lleno, que ya puede darse.

Perdone usted _si de usted he de hablarle_ No era mi intensión, yo creía amarle. Tengo aún dolor, por no convidarle, un poco de vida o una linda tarde, pero el corazón, era aún cobarde, esa torpe niña, no quería dañarle. Sólo que no supo cómo demostrarle, que no estaba solo, que podía confiarle; su corazón roto o su herida grande,que quería sanar antes que besarle, pero la ilusión aprendió muy tarde, con mucho dolor, ese siempre sale, pero al fin de cuentas, se enteró muy tarde, que para el amor, había que esforzarse, compartir la vida, no solo gozarle.

Abrazar sus miedos y no cuestionarle. Asumir los propios, no querer retarles… pero en el amor, casi siempre tarde, entiende la vida, que el dolor es parte, del camino dulce donde ha de encontrase, tu dolor o el mío, _de tu he vuelto a hablarle_ los sueños de antes, pero a todo esto, sólo hay que sumarle, el momento justo y empezar a amarle.

Que de TU o Usted, tenía que contarle, todo lo antes dicho y que nadie calle.

Amo lo que eres, amo aunque no hay nadie, amo lo que escribo, porque lo inspiraste. Amo que el dolor sea el más cobarde, que se va corriendo al verte besarme. Que mi amor es tuyo, tuyo y no de nadie. Que tu amor es mío y quiero compensarte. Que ya tengo todo para poder darte, mi vida o la tuya, no puedo engañarte, todo lo que tengo ya fue tuyo antes.

Somos uno mismo, basta de llorarle, a un pasado triste ¡Triste si acabase!, pero hoy comienza, vuelve a renovarse. Mira si Dios mismo tendría que ocuparse, de trazar caminos para reencontrarte, para que pudiera, ahora poder darte, un amor más pleno, el que no es cobarde.

Te amo como nunca y voy a encontrarte.

lunes, 19 de abril de 2010

Qué te diría…

Qué te diría…
Tal vez nada. Sería tan comunicativo. Sólo me gustaría contactar tus ojos y saber que todo está bien. Que no hace falta más, pero hace falta tanto que no termina aquí.

Abrazarte fuerte y después… soltarte.

Este si era el final, esta era la fecha y este el lugar.

Recuerdos futuros...

Se me había olvidado, no sé cómo conseguí hacerlo ¿en qué momento me olvidé de todo lo que no he vivido y es tan cierto?

Recordarte futuro es tan pleno, no comprendo cómo pude pasarlo por alto. Ahí estás tú y ellos y nosotros. Ahí, en mi memoria, te pienso y lloro. Ahí te pierdo, te encuentro y luego...no sé.

Ahí estamos con calma, sin prisa de existir aunque existiendo.
Ese recuerdo futuro, es tan claro que juro que es real. ¡¿Qué estoy diciendo?!

¡Recuerdo que es real!