domingo, 12 de junio de 2011

De andar los caminos

Me costó decidirme a salir en sábado, aunque sabía que el encuentro con la comunidad me haría mejor que mi cotidiana soledad, no era fácil decidirme a ir a un centro comercial que poco suelen alegrar mi vida. El objetivo sería mexicanto, música que estaba segura sensibilizaría mi tarde. La lluvia comenzó  y opté por no salir, la lluvia se quitó y supe que la tarde sería fresca y el ambiente propicio para sentir. La decisión fue ir, tomé las llaves y me fui...

Busqué el escenario por toda la plaza y no lo encontraba, después de andar por todos los rincones vi el sitio al fondo, pasé por mi café que daría el toque perfecto a la tarde de lluvia y me dirigí a sentarme para esperar el concierto. La lluvia retrasó todo, una hora después de lo anunciado iniciaron los acordes de guitarras que removían mis emociones, las voces y las letras me iban recordando otros tiempos, otras épocas; esas donde uno tiene tanto que sentir que no atiende más cuestiones. Me dio nostalgia, esto cada vez es menos, por no decir casi nulo.

Volví a voltear a mi alrededor, a ver a los otros, a ser comunidad... Ahí había muchas historias: la pareja joven con sus niñas que recordaban con la música sus años de menores compromisos, los recién comprometidos que emocionados esperaban su canción, las señoras mayores felices de estar ahí esperando una tarde de música con toda su familia, o la mía, mi historia,  la de mi deseo de soledad vencido y mi felicidad de encontrar comunidad, de sentir que ese aire me aviva  y recuerdan la que soy.

No sè si era claro a todos o sólo a mí, la felicidad y gozo de los artistas; disfrutaban su presentación y lo contagiaban, no podía dejar de pensar en la dicha de hacer lo que se ama. 

Había conocidos de otros de mis lugares preferidos, de alguna forma somos perfiles que coincidimos en actividades. Me acordé de mi época  ITESO, esa cuando sentía tanto y sabía poco, esa que poco sabía de hoy, de esta tarde de lluvia en ciudadela, con un poco de frio, un late en mi mano y emociones removidas.
No, no sabía que estos serían mis nuevos días, pero me hace pensar en cómo serán los días venideros, en qué me guardará la vida que hoy no alcanzo a imaginar. Veìa a la gente, trataba de encontrar en ellos la respuesta de mi futuro; con elementos compartidos las historias pueden parecerse, pero esto no es siempre objetivo porque uno busca la historia que espera y la realidad es mejor que dé sorpresas.

Me emociona como una tarde de música y lluvia puede remover el alma, despertar y lanzar a la búsqueda de seguir buscando, de seguir viviendo y de no tener miedo.
Así fue mexicanto, con más de alguna canción que hizo llorar mi alma y que aunque mi ojos no tengan lágrimas, el cielo contribuía con un poco de agua.
Tal vez llovió mi llanto contenido y por eso me encontré liberada.

Aunque espero el día que encuentre el punto en donde escondí mis lagrimas, hoy estoy contenta con saber que vivo. No, esta ciudad ya no es mía, pero supongo es la ciudad la que algo me reclama y no me puedo ir hasta que cumpla con todo, hasta que encuentre verdades, devuelva lo que ya no es mío y  esté lista para lo nuevo, para otros lugares y otras historias.
Por ahora, todo estará bien con que haya tardes de lluvia y la música siga alimentando mi alma. 

Hoy quiero llorar, pero no puedo.