martes, 31 de agosto de 2010

Una vez al mes…

Escribir con nostalgia al final del día, tras haberle dado vueltas al tema a cada momento y aunque intente llenar ese vacío con comida y otros vicios, nada puede hacerlo.

Hoy, como cada mes, resumo que algo me falta y ni el cansancio de la semana laboral, que hoy termina, o la saturada agenda de actividades que he construido, logró superar la situación. Como diría Neruda "que importa que mi amor no pudiera alcanzarle, la noche está estrellada y no está conmigo…" esa es la única razón que vale en estos casos.

Hoy no está, pero tampoco estaba hace 15 días y no era razón para necesitarle; no me hacía falta la fructuosa, ni extrañaba sus besos. Hoy como cada mes, me atrevo a reclamar a Dios _sin coraje, pero si segura que no era este el plan_ que no estás y no es justo, que no es sólo el día, que 25 años merecen comenzar a ser acompañados, que no basta ir a las plazas y volver con bolsas y sentirme linda, que no basta la comida, el café, el alcohol o cualquier droga a la que pudiera fungir como pago de lo único que realmente quiero.

Una vez al mes mí cuerpo recuerda la mujer que soy, que siempre he sido y que inútilmente aprisiono el resto de los días. Mi cuerpo protesta y se prepara para ser libremente la mujer que siempre ha sabido es, aunque disfrace.

No es justo que nadie abrace y escuche las tragedias del 28. No es justo que nadie se enternezca del conflicto interno que sabe pasará muy pronto, no es justo que nadie sonría de mi enojo y su risa aumente mi molestia, que perfectamente sé no existe pero la siento. No es justa la guerra periódica si ni siquiera contar con oponente. No es justo apelar al pasado lejano, que es lo más parecido a la protección que busco, no es justo que cada mes reduzca mi autoestima a un regateo de amor, no es justo volverme vulnerable al recuerdo, no es justo saberme sola en la rutina sin sentido.

No es justo saber que agotaré mis fuerzas, que no habrá llanto y el lunes volveré a ser la fortaleza plena que nada le falta, que nada necesita y a quien el pasado sólo ha dejado buenas experiencias.

No quiero, no lo merezco, no lo he deseado. Caigo en mis juegos de orgullo, en los que la sociedad me hizo construir, pero que perfectamente sé no soy y no aspiro a serlo.

Cada vez se vuelve peor, cada mes trae su condena y mi psique parece resistirse al sufrimiento; empeñó el llanto, el dolor y todo sentimiento a cuenta de seguir viviendo, de no rendirse, deseosa de encontrar mañana el descanso de la lucha, la razón de lo vivido, la recompensa al dolor no compartido… la respuesta a tanta injusticia sentida, la sonrisa interna que desplace las ausencias y el abrazo que proteja toda fragilidad esculpida a mi inconsciente. Todas estas noches de soledad y llanto reprimido por el beso que sacia mi ansiedad de calorías.

Una vez al mes, si, así es siempre, sólo espero pase y pronto todo este vivir periódico se sienta complacido.

Una vez al mes… ¿De qué se trata esta broma? Porque me niego a pensarlo en tormento, tendrá que pasar y ver llegar estos días de mes con promesa y no restando, con futuro y no pasado.

Pero, después de todo, sé que hoy es una vez del mes, mañana tal vez piense lo contrario.